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Channel: Miscelánea histórica de Cistierna y Montaña Oriental Leonesa.
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EL OSO PARDO EN EL INTERFLUVIO ESLA-CEA
IDENTIFICACIÓN DE LOS TOPÓNIMOS SITUADOS ENTRE CISTIERNA Y VILLAPADIERNA. LIBRO DE LA MONTERÍA DE ALFONSO XI

Siro Sanz García

El Libro de la Montería de Alfonso XI, es un documento inestimable para conocer la expansión del plantígrado hace 700 años. Sabemos en tiempos recientes  que atraviesa esporádicamente el macizo de Peñacorada en dirección al Sur, para dirigirse a  los montes comprendidos entre el Esla y el Cea. En Robledo de la Guzpeña ya lo observaban a principios del siglo XX cuando pasaba en el otoño por la Horcada; es esta una collada que comunica la falda Norte del macizo de Peñacorada, con las tierras bajas situadas al Sur de la Peña.
El interfluvio Cea-Esla se constituye como una extensión montuosa amesetada que se eleva entre los dos ríos citados. En ella resiste como testimonio del bosque que predominaba en los tiempos medievales: el roble y  la encina. Entre los pinos de las repoblaciones de  mediados del siglo pasado, medran manchas de robledal maduro; entre Almanza y Corcos se conservan los de mayor porte, alguno de ellos con más de cinco siglos a sus espaldas. El párrafo que analizamos a continuación contiene una serie de topónimos que identificamos en la actualidad, aunque algo modificados por el paso del tiempo y, los que hacen los mapas, que muchas veces corrigen por lo culto lo que la tradición ha conservado oralmente; ¡anda por ahí cada mapa!.  El Monte del Moro es buen monte de oso et de puerco en ivierno et en verano, et son las vocerías la una desde la casa de Vega de Ferreros  et la otra por Rioseco , et la otra en la Carrera Vieja que va de Mercadiello a Laguna. Et son las armadas en la laguna de Villapadierna".
 El topónimo Monte Moro se conserva actualmente como Roble Moro, una gran mancha de roble y pino de  repoblación entre el Valle de las Casas al Este y Vidanes al Oeste. Vega de Ferreros lo identificamos con Herreros en el municipio de Cubillas de Rueda. Ríoseco recibe hoy el nombre de  Reguero Seco un arroyo que da nombre al valle ubicado entre Vidanes y Sorriba. Este valle comunica por camino antiguo  la cuenca  del Cea con la del Esla. La Laguna de Villapadierna  es la que sigue llamandose Laguna de Villapadierna, situada a dos Kilómetros al Este del pueblo de Villapadierna perteneciente al municipio de Cubillas de Rueda. La carrera vieja de Mercadillo no es otra que la antigua calzada romana del Esla, recibía aquí el nombre del Puente de Mercadillo, donde confluían los caminos más importantes de la comarca. Se azuzaba al oso y se le dirigía de Sur a Norte entre Herreros y Reguero Seco, para coparle en las armadas situadas en la Laguna de Villapadierna, donde se mataba al animal. 
La población de oso pardo tan mermada en la Montaña Oriental, regresa por lo tanto a los lugares que siempre habitó. Ojalá el oso y el hombre que aún pueblan estas montañas, ambos en peligro de extinción, tengan una posibilidad de futuro, la existencia de nuestro achacoso abuelo de cuatro patas depende del respeto hacia el ecosistema que lo mantiene y de una concepción de la vida más modesta, libre de la avaricia que todo lo acaba. Por el valle de Reguero Seco que aparece abajo en la fotografía sigue proyectado un tramo de la criminal línea de alta tensión Sama- Velilla.
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Monte Moro hoy Roble Moro entre el Cea y Esla (Cistierna –Cebanico- El Valle de las Casas-Vidanes). "Buen monte de oso en invierno y en verano". Por el fondo del valle, donde los chopos, discurre el arroyo llamado Reguero Seco, en el Libro de la Montería Río Seco. Sobre el pinar de un verde más oscuro,  vemos una gran mancha de roble. 


Desde Peñacorada, vista de las tierras altas entre el Cea-Esla. (Foto: Siro Sanz)

En  primer término ruinas de los corrales de Robledo de la Guzpeña. Al fondo la collada denominada Horcada de Robledo, paso que comunica la cara Norte de Peñacorada con la del Sur, antiguo cordel de merinas. Distinguimos a la derecha de la imagen el encinar de los Serrones, y a la izquierda un robledal maduro, por aquí pasara si Dios no lo remedia la línea de alta tensión Sama-Velilla. (Foto: Siro Sanz)

Detalle del paso denominado: Horcada de Robledo, un portón tallado en la pura roca. (Foto: Siro Sanz)

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RELIGIOSIDAD  POPULAR: LAS CAPILLAS ITINERANTES
 Siro Sanz García


Intentaré describir un uso religioso que observe desde la infancia en mi hogar, también en las casas de los parientes y amistades. Consiste en la visita periódica por los domicilios cisterniegos de capillas que cobijan las imágenes de la Virgen Milagrosa y la Sagrada Familia. Este objeto de la piedad popular toma la forma  de una pequeña hornacina de madera, cerrada por tres de sus lados, solo abierta por la parte delantera que ostenta un cristal para proteger y dar visibilidad a la imagen que alberga en su interior. En la parte inferior de la hornacina va un receptáculo o alcancía con una pequeña abertura para introducir los donativos y limosnas. Todo el conjunto se cierra mediante dos puertas ajustadas por una chaveta de metal, en la parte superior tiene un asa de lo mismo; ambos, puertas y asa son necesarios para facilitar y asegurar el traslado de la capilla de casa en casa. Cada capilla tiene adscritos un determinado grupo de personas que la reciben en su domicilio ese grupo de familias forman un Coro. Creo que al momento de escribir el artículo, existen en Cistierna unos 16 Coros formados por 426 familias, cada uno con su capilla. La persona que se ocupa de todo lo pertinente a un coro recibe el nombre de Celadora y la que tiene la responsabilidad de todos los coros es la Celadora General o Encargada. La sede de las capillas hasta hace poco era la Residencia Fernández Fuentes, o casa de las Hijas de la Caridad que se ubico en lo que antes había sido el domicilio particular de la Señora Feliciana, matriarca de una numerosa y conocida familia levítica de Cistierna. 
En 1995 se formó la Junta Directiva constando como Consiliario: Don Avelino García natural de Modino (párroco de la villa); Presidenta: Doña Nieves Rueda García; Secretaria: Doña María Isabel Ferrero; Tesorera: Doña Irene Alonso. Las funciones de la Celadora son: conocer a las familias que componen cada Coro, vigilar el orden y buena marcha de las capillas, preocuparse de que la capilla llegue a la sede el día 30 de cada mes por la tarde y recoger el dinero de la alcancía que se entregará a la tesorera cuanto antes, promover que la capilla sea motivo de concordia, amistad y ayuda a las familias que forman cada Coro. Del dinero recaudado una parte suele dedicarse a las necesidades de la parroquia, también a misas para los difuntos, otra parte se entrega a asociaciones como Manos Unidas, Cáritas e incluso a la Residencia de los Mayores. Por lo tanto la Asociación de la M.M, además de  promover la devoción a la Milagrosa y a la Sagrada Familia observa entre sus objetivos la tarea asistencial a los más necesitados. La Asociación de la M.M cuenta con un libro de cuentas que se inicia en plena guerra civil, concretamente el 1 de mayo de 1938. Eran 38 familias las que dieron su nombre para iniciar la visita de un coro y se nombraba como Celadora General o Encargada a Doña María Acebedo. Hasta mayo del año siguiente de 1939 se habían recogido 55 pesetas con 90 céntimos. El segundo Coro de la milagrosa se formo ese año con otras 30 familias, regalando la imagen Doña Patrocinio Fernández Rodríguez. Doña María Acebedo permanece como Encargada hasta el año 1941 a partir de esa fecha aparece como sucesora Doña Aurora Melcón. En 1944 aparecen pagos de la Asociación destinados al predicador que vino a Cistierna durante la Semana Santa y se compran unas andas para procesionar a la Virgen, también aparecen otros pagos destinados a: un comulgatorio, alfombra, floreros, misas y otros ingresos al párroco. El libro era supervisado en las visitas pastorales del Arciprestazgo como así consta en el año 1949. A partir de ese año aparece la firma del Arcipreste Don Demetrio Suárez hasta 1963 en que firma como Arcipreste Don Telmo. Desde 1982 hasta el año 2012 firma el libro de cuentas como encargada Doña Nieves Rueda (Nievinas)  de las más veteranas en la Asociación. Actualmente ha tomado el testigo de esta venerable tradición religiosa Doña Teresa Asensio, quien ejerce de encargada general; que sea por muchos años. La imagen de la Milagrosa que ahora permanece a los pies de la iglesia la dono Don Esteban Corral en los años cuarenta del siglo pasado, y procede de los talleres de escultura E. Carballido en Santiago, mide 1,75 m.

Capilla de la Milagrosa que corresponde al Coro de la Calle Constitución y Esteban Corral. 
(Foto Siro Sanz)

 Capilla de la Sagrada Familia que corresponde a la C. Constitución y C. Esteban Corral. (Foto Siro Sanz)

 Imagen de la Virgen Milagrosa, donada en los años cuarenta del siglo pasado por Don Esteban Corral. (Foto Siro Sanz)

La imagen fue adquirida los talleres de escultura E. Carballido en Santiago de Compostela, mide 1,75 m. (Foto Siro Sanz)

Article 2

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I.E.S. VADINIA DE CISTIERNA
VIAJE DE FIN DE CURSO A ITALIA-(PRIMERO DE BACHILLERATO 2012.2013)
Siro Sanz García 
Unos 22 alumnos de la Montaña Oriental más otros tantos de la Central (La Robla, Pola de Gordón), emprenderán viaje de fin de curso el día 20 de Junio hacia Italia. Ese día parten de Cistierna a las 12,30 de la madrugada pasando por la Robla y La Pola, para recoger en esas villas al resto de alumnos. En Madrid en vuelo ordinario saldrán hacia  Milán a las 10 de la mañana. Dirigen, protegen y gobiernan a la muchachada montañesa los profesores del I.E.S Vadinia: Don Modesto Blanco y Doña Raquel, además de un guía oficial puesto para tal menester por la agencia de viajes. Durante 6 días más o menos, visitarán las ciudades italianas de: Milán, Venecia, Florencia, Pisa, Siena y Roma; un hermoso ramillete de posibilidades para adentrarse en la historia, el arte y la cultura de una península que gobernó el orbe conocido hace más de 2000 años. En la charla informativa que tuvo lugar en el salón de actos del instituto de Cistierna, los dos profesores anteriormente citados y un representante de la agencia de viajes explicaron todo lo concerniente  al buen desarrollo de la actividad y compartieron consejos llenos de sentido común para que todo transcurra sin contratiempos. Ojalá nuestros hijos e hijas aprovechen semejante ocasión, sobre todo aquellos que cursan por humanidades, para conocer aunque solo sea superficialmente la gran riqueza cultural de las ciudades  italianas. De ellos esperamos el mejor comportamiento hacia sus profesores y hacia el país que ahora visitan por primera vez. A las mozas y mozos montañeses: buen viaje y que disfruten mucho. A los profesores acompañantes: que Dios  guarde y aumente su paciencia.

I.E.S. Vadinia de Cistierna (León). Foto: Siro Sanz

Article 1

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CRÓNICAS MORISCAS DE UN CRISTIANO VIEJO DE LAS MONTAÑAS DE LEÓN. LA CIRCUNCISIÓN O TAHARA ENTRE LOS MUSULMANES DEL MAGREB AL ARABI.
Siro Sanz García
La circuncisión en sentido estricto no forma parte de los Arkanum- Al Islam“pilares del islam”. El santo Al-Coran, primigenia fuente de esta religión Abrahámica, no menciona dicha práctica ni una sola vez, sin embargo forma parte del mandato por el cual Dios ordena a los creyentes “seguir la religión de Abraham”sobre el sea la paz. El significado primitivo o etimología de la palabra Tahara o corte, está íntimamente unido al concepto de limpieza y pureza. Entre los árabes al igual que para los judíos la Tahara además de seguir la religión de Abraham, sobre el sea la paz, significa la renovación de la alianza con Dios: “este es mi pacto, que guardaréis entre mi y vosotros y entre la descendencia después de ti; circuncidad todo varón, circuncidad la carne de vuestro prepucio, y esa será la señal de mi pacto, entre mi y vosotros. A los ocho días todo varón será circuncidado…” (Génesis 17). Y así nuestro padre común, conocido en las tres religiones Abrahámicas, Judía, Cristiana, Islam como: Abraham Abiru, Abraham o Ibrahim sobre él sea la paz, ordeno circuncidar a su primogénito Ismail (lo es para los musulmanes), y a todos los varones de su casa incluidos los comprados con plata (esclavos).
Entre los musulmanes el mandato de la circuncisión suele cumplirse a los siete días del nacimiento de la criatura, sin embargo, en ocasiones la circuncisión se posterga hasta que el niño tiene tres, cuatro, cinco años. Algún caso se ha dado, de niños entrados en los 12, que por dejadez o pobreza de los progenitores aún no habían sido circuncidados. Existen muchas costumbres y tradiciones para celebrar la circuncisión, relataré las observadas en Marruecos. Al ser una descripción etnográfica-antropológica, lo hago sucintamente desde una posición de extrañamiento, determinada por mi condición de no musulmán, por lo tanto ruego comprensión  a los muslimin, en caso que alguno de los matices de la ceremonia no esté suficientemente claro o aparezca algo distorsionado con aquello que es en realidad.
La Tahara supone un gran gasto para la familia, por eso, las familias ricas como Hasana, o acto  público de caridad, pagan la ceremonia y todos los gastos a las familias sin medios económicos. Se dice en el Magreb que la Tahara debe ser Nikah (algo escondido, secreto), al contrario que la boda que debe ser un acto público. Al menos, el secreto tiene que guardarse para la familia del padre, pues consideran que si alguien de la rama paterna se entera, la Taharapuede salir mal y la hemorragia matar al niño. Cuando la circuncisión ha concluido, inmediatamente se avisa a la familia del padre para acudir a la fiesta. Por eso las circuncisiones se ocultan, se traslada el niño a casa de la abuela materna durante unos días, como de vacaciones, y así con estas cautelas se realizan todos los preparativos necesarios. El acto de la circuncisión viene precedido de la ceremonia de la Henapara el infante y su madre, que aleñan manos y pies un día antes. Después de aleñar los pies hasta los tobillos se  ata en el pie derecho del niño, un amuleto de tela verde, contiene un atadijo de Sebba(piedra de alumbre eficaz contra el sangrado) yHarmel(hierba utilizada contra el mal de ojo), no se quita hasta que cae por si mismo. En la mañana del día señalado, se viste al niño con amplios zaragüelles y chaqueta bordada primorosamente a modo de caftan, babuchas nuevas y Darbus en la cabeza. Se colma al rapaz de atenciones y regalos, todo es fiesta para el pobre inocente que ignora lo que le espera. De pronto el sonido de los Tabales, Guitas y Chirimías, invade la casa, se baten los tambores con gran ímpetu y las mujeres emiten al unísono el esguerti. Aparece el Hayam o barbero, especialista en estos menesteres quirúrgicos. Primero rapa el pelo del mocoso por encima de las orejas, hasta dejar una amplia tonsura. El niño piensa que el barbero solo ha venido para eso, a cortar su pelo. Inesperadamente, uno de los que acompaña al Hayam sujeta al  tierno infante, le coloca de frente al Hayam, pasa sus manos por debajo de las  piernas con la intención de impedir que las cierre,  atrapado como un gazapo, el niño empieza a comprender lo que le viene encima. El barbero prepara los utensilios: navaja de barbear, tijeras, gasas y desinfectante. Mueve el prepucio  arriba y abajo para separarlo del glande, estira la piel y realiza un corte vertical con gran destreza, partiendo de este corte vertical circunvala todo el prepucio. Ahí veras como berra, protesta y se rebela la criatura. Mientras tanto, todo el Cahale de mujeres grita, la madre llora y las niñas sonríen pensando que eso nunca les ocurrirá a ellas. La gran algarabía de mujeres  se mezcla con la música de los tabales e impide que los gritos del niño sean escuchados. La madre cubierta por una almalafa blanca, pasa todo el acto del corte mirando fijamente a un espejo que sujeta sin mover la mano, nadie debe hablar con ella, explican que esto se hace para que todo salga bien y no se produzca lo más temido, una gran hemorragia. Después de cortar el prepucio, se envuelve el glande previamente desinfectado con una gasa. Toman al niño de las manos de su cancerbero y le depositan sobre la espalda desnuda de una mujer, preferiblemente negra, esta lo introduce en la habitación donde la madre espera. Los besos caricias y palabras amorosas de la madre tranquilizan al niño. Después comienza la fiesta, se degüellan los corderos, se banquetea hasta altas horas de la noche, la cena es amenizada por  Sijats (bailarinas y cantoras), los invitados entregan los regalos. Al día siguiente cuando el Hayam regresa para hacer la primera cura, el niño que ya conoce quién es el individuo, monta la tremolina.
Recordamos aquí la espléndida Hasanaque hizo nuestro antepasado el Hass Houman Abderabih Al Filali, que Dios guarde y tenga en el  Yenna (al Firdaws). Fue aquella una ocasión aún rememorada en el Derb Sidi Isaac de Medina Murrakus. Celebraba la Tahara de su hijo primogénito Sidi Muhamad Ibn Abderabih  (con el tiempo llegaría a Fakih, sabio en la ley islámica, capaz de memorizar y recitar todo el santo Alcoran), junto a otros cinco niños de familias pobres; todos los gastos corrieron a cuenta del generoso y caritativo Hass Houman. Se sacrificaron ese día: ocho corderos, una camella joven y dos terneras, además de innumerables volátiles.
Fue digno de ver la procesión con su comitiva de músicos atravesando el gran bazar en dirección a la Kobora del santo patrón de la ciudad. Seis caballos blancos bellamente enjaezados trasladaron sobre sus grupas a los niños para la Thiara o visita a la tumba del Wali, santo ermitaño en la Montaña de Gyliss, patrón de Murrakus, Sidi Bel Abbas sobre el sea la paz, donde además se hizo una gran Sadakat (limosna), para pedir la Baraka. La fiesta se prolongó durante tres días con sus noches.
Que Dios guarde y acreciente las costumbres del Magreb Al-Arabi.


 Uxama ben Omeya ben Baabaa, momentos previos a su circuncisión. (Foto: Siro Sanz)

 Anas ben Firdaws ben Boulouafi, sospecha que algo no marcha bien. (Foto: Siro Sanz)



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DOCUMENTACIÓN ALTO-MEDIEVAL DE LA MONTAÑA ORIENTAL LEONESA
AÑO 874. DONACIÓN A SISNANDO DE LIEBANA DE VILLLAS E IGLESIAS EN EL ALTO ESLA  (Las Salas, Crémenes, Verdiago, Aleje ¿Santaolaja de la Varga?)

Traducción e interpretación del texto: Siro Sanz García


En el año 869 Alfonso III, nombró por administrador de la Diócesis de Iria Flavia a Sisnando, presbítero formado en el monasterio de San Martín de Turieno (Santo Toribio) en Liébana. De allí viene para tomar posesión y restaurar villas e iglesias en el alto Esla. Este documento y el de Purello (854), se constituyen como la carta  fundacional de la Montaña Oriental Leonesa después de la invasión musulmana. Documentos ambos importantes y precisos al mostrar el estado del territorio montañés en los comienzos de la repoblación cántabro-astur. El pueblo cristiano, traspone la cordillera hacia la meseta para repoblar y poner en producción las tierras recientemente ganadas al Islam Hispano, para ello tiene que defenderse fortificando antiguos castros, (Complejo defensivo de Aguilar entre Cistierna y Sabero, Verdiago, Valdoré,  Las Salas, Santaolaja, Robledo de la Guzpeña).

Adefonsus Sisnando presbitero, secundum quod nobis sugessisti per nostram iusionem concedimos tibi vel fratribus que sub manu tua sunt ecclesiam sancte Marie in territorio libaniensi, quod dicunt, ad villam Causecadie (Cosgaya), trans foris montes, quas modo temporibus nostris deo auxiliante adprehendimus et dilatavimus, id est in confinio iuxta flumen est (ola) vocabulo Alexe cum parietibus destructis et ecclesiis quas de stirpe adprehendidistis ex quibus unam vocabulo sancta Eulalia, et aliam villam Verdiagio de rivo usque in montis cum ecclesia sancti Martini. Confirmamos tibi monasterium, quod est in villa cremanes vocabulo sancti Xpfori secus fluvium stola quod ante dudum  prehendidisti, nemine possidente per arrogio Arguvelio et bustus exitus usque ad Ordas et de illa Intercisa usque ad forcata de Mentare, per terminos ipsius ville et eclesie sancti Martini in locum Alione quam cum tuos fratres adprehendidisti, ita ut habeas ex ea tolerationem et gubernationem, tam vos quam etiam et quis post vos fuerint et vita religiosam duxerint……
Adefonsus rex confirmo

TRADUCCIÓN: Alfonso al presbítero Sisnando, de acuerdo con lo que nos aconsejaste, por nuestro mandato concedimos a ti y a los hermanos que están bajo tu autoridad, la iglesia de Santa María  en el territorio que llaman Liébana en  la villa de Cosgaya y, en el territorio de foris montes, aquellas que ahora recientemente, en nuestro tiempo  con la ayuda de Dios tomamos y ampliamos, y están en la frontera junto al río Esla: la villa llamada Aleje con las paredes destruidas y las iglesias las cuales tomaste de sus cimientos de la destrucción total, de las cuales una se llama Santa Eulalia, y otra la villa Verdiago (castro), del río hasta el monte con la iglesia de San Martín (bajo el Castro). Te confirmamos el monasterio llamado de San Cristobal que está en la villa de Crémenes, junto al río Esla que recientemente tomaste sin nadie que lo poseyese, por el arroyo de Argovejo y la salida al busto hasta Ordás y de aquella Intercisa hasta  la Horcada de Mental, por los mismos límites de la villa (castro amurallado) e iglesia  de San Martín en el lugar de Alión la cual con tus hermanos tomaste…

EL DOCUMENTO NOS INFORMA DE LO SIGUIENTE:
  • Que existe un proyecto repoblador en toda regla: “secundum quod nobis suggessisthi”. Sisnando, conoce el estado real en el cual se encuentran  las villas y monasterios que pretende tomar, de ello informa al rey y pide su permiso, la comprensión que tiene del territorio sólo puede venir de un reconocimiento prévio in situ. Por eso Sisnando,  tiene la capacidad de sugerir y aconsejar al rey le conceda la presura de aquellas tierras que escaliará (roturará) con sus hermanos de religión y repobladores procedentes de Liébana.  En Valdoré puede encontrar algunos cristianos venidos con Purello años atrás, una repoblación necesitada de los refuerzos que ahora vienen de Liebana.
  • Que los pueblos junto a la vía romana del Esla desde Crémenes hasta Aleje, e incluso hasta Peñacorada, permanecían “cum parietibus destructis”esto es en ruinas y que las iglesias son tomadas de raíz “quasde stirpe adprehendidisti”: desde sus cimientos, pues hasta ese momento permanecían acabadas y destruidas. Puerilmente algún autor ha traducido esta expresión en el sentido de que esas tierras villas e iglesias pertenecían por herencia de familia a Sisnando de Liebana. Sin embargo el verdadero sentido de “prehendere de stirpe” es que esas iglesias son tomadas de raíz, desde sus cimientos, ya que al igual que los pueblos permanecían destruidas, (ver estirpe, Diccionario Forcelini). La destrucción de las poblaciones de fondo de valle algo tiene que ver con la calzada del Esla, vía de entrada de los musulmanes hacia el interior de la cordillera y Asturias.
  • Que las villas a repoblar e iglesias  se ubican en el territorio de Foris montes,in confinio, esto es, al otro lado de los montes, en la frontera. Aunque también confinio se puede traducir  “en el entorno”.Aquí más que a límites se aplica al territorio que es otra de las acepciones de confinio, significando: la frontera y, hasta esa frontera llegaban los árabes. No se puede entender una repoblación, planificada, supervisada y permitida por el rey sin protección a estas gentes que la inician, se deben tomar los castela y castra para defender a la población y sus propiedades.

 Derrumbes de muralla en los castros de Verdiago y la Cildad de Vegamediana reutilizados previsiblemente por los cristianos que procedentes de Liébana y Asturias colonizaron estas tierras entre el 854-874. (Fotos: Siro Sanz)

Ruinas de una de las más antiguas Iglesias del Alto Esla: San Martín de Alión documentada como existente aunque en ruinas en 874. Al fondo de la imagen, a la derecha, la Peña el Castro. (Foto: Siro Sanz)

Fuente el Quiego (Velilla de Valdoré)

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Martino-Siro

La Fuente el Quiego se encuentra en el término de Velilla de Valdoré, a un kilómetro más o menos del pueblo en un pago ya descrito en  documento del año 1000, donde también se cita la calzada que aún se conserva junto a la fuente: “per illos erveliares iuxta illa foce...et per illa Karrale que discure ad uila”. Los (erveliares) se nombran actualmente como los Arbejales, situados sobre la (foce) hoy la hoz, y la (Karrale) calzada que pasa al borde de la fuente (Colección Documental de Santa María de Otero. D 49). La fuente es un manantial perenne inmediato al citado camino empedrado, documentado de nuevo como carraria en el año 1008: “per illa carrera que discurrit a Cremanes ad Orede et per termino de donna Justa…” (M. HERRERO DE LA FUENTE D  393,  Sahagún). Era y es un camino lateral al valle del Esla, margen derecha, que pasa  de Crémenes  a  Valdoré.  En Corniero a la altura de la ermita de San Juan se dirige a la collada de Aviados y de aquí baja a La Velilla de Valdoré. Se le menciona por tercera vez en 1009 “Carraria que discure de Pando” (Otero de las Dueñas, D 81).
La calzada sale de una  hoz caliza por donde discurre el arroyo y se dirige  en línea recta hacia el manantial, pero, al llegar a ella, no sigue el trazado directo que lleva, sino que la rodea y remonta por encima. Se aprecia la señal de respeto al no invadir una especie de deambulatorio tallado en la roca en torno del manantial.
A la oquedad de unos cuatro metros de profundidad donde brota la fuente se entra perfectamente caminando y da la impresión de ser agua buscada cavando en la roca. El material  así  extraído   se ha utilizado para levantar un muro de protección delante de la cueva, debajo del cual sale la corriente. El deambulatorio y el giro de la calzada junto al manantial nos inducen a pensar en una fuente que recibió culto religioso.  El titular de la parroquia de la Velilla es S.Pedro, santo acuático muy requerido para cristianizar lugares donde el culto pagano al agua se mantuvo hasta la llegada del cristianismo. Recogemos de los naturales de la Velilla el testimonio de la aparición en el entorno de la Fuente el Quiego, de lápidas vadinienses. El nombre de la fuente es nombre prerromano de agua, figura  como antropónimo en una lápida de esta tribu dada a conocer por nosotros recientemente en la Velilla, (ver artículo publicado en Enero). 
No omitiremos advertir que en Soto de Sajambre existe Valdelosciegos, previamente, Quiegos con seguridad.
Ojalá mis paisanos de la Velilla de Valdoré, se perpetúen en el territorio de sus antepasados y sigan velando como la han hecho en los últimos 1000 años  por la Fuente del Quiego, un monumento rupestre ubicado en un lugar de gran valor  cultural, medioambiental y paisajístico.
 Calzada inmediata a la Fuente el Quiego en el tramo de La Hoz, documentada en el año 1000. Foto: Siro Sanz
Grandioso tramo de la calzada cuando se acerca a la fuente situada al fondo de la imagen. Una vía con mil años documentados, paralela a la del Valle del Esla, practicada hasta mediados del siglo XX en la carretería de Tierra de Campos.

 La Fuente el Quiego. Foto: Siro Sanz

 Deambulatorio en torno a la fuente. Foto: Siro Sanz

Interior de la Fuente el Quiego. Foto: Siro Sanz

LA RECONSTRUCCIÓN VADINIENSE

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                                                     Eutimio Martino -Siro Sanz

CONFERENCIA EN EL INSTITUTO BIBLICO Y ORIENTAL DE CISTIERNA. LA PROTOHISTORIA DE LA MONTAÑA CURSO 2012-2013: HACIA LA RECONSTRUCCIÓN VADINIENSE SU MUNDO Y SUS LÁPIDAS (Artículo publicado en la Revista Comarcal de Riaño)

RESUMEN:
Los Vadinienses…, el pueblo más desconocido en sí mismo y en su historia, solo conocido y aun apenas por las lápidas funerarias de sus hombres, un conjunto de aproximadamente setenta. Un pueblo ni siquiera conocido por los especialistas, o tenidos por tales.
La primera pregunta y más introductoria: ¿Dónde se hallan las lápidas respectivas? Una cuestión que tiene la respuesta global geográfica en el Sella medio, en torno a Cangas de Onís, y en el alto Esla de la Cordillera Cantábrica. Una doble ubicación. Que deja el intermedio vacío para las incógnitas.
Pero la cuestión de la ubicación se concreta sobre el terreno: ¿En qué lugar determinado se hallaron las lápidas? No ya el lugar individual en que se recogieron sino el tipo de lugar acorde a la romanización. Porque, al pertenecer los vadinienses al territorio cántabro sometido poco antes por el romano, sus lápidas, ya escritas en latín, deben delatar obviamente las coordenadas básicas de la romanización.
Pues bien, las indicadas lápidas han sido halladas invariablemente dentro de los núcleos de nuestras aldeas como formando causa común, las más de las veces en torno a ermitas, en la fábrica de las iglesias, rarísima vez en un alto lejano y acaso nunca en el recinto castreño, el hábitat supuesto de los vadinienses para los tiempos anteriores a la conquista  romana.
Pero solamente para aquellos tiempos, porque Augusto, según consigna Floro, historiador de aquella guerra, después de someterlos, desconfiando del abrigo de los montes, en que se refugiaban, les ordenó que habitasen establemente los campamentos romanos, que se hallaban en lo llano.
Lo mismo relata Estrabón, el geógrafo contemporáneo de la conquista. La misma medida que aplicará César con los lusitanos del Monte Herminio, según el autor de Bellum Hispaniense. De suerte que las lápidas aparecen allí donde el lector de la historia cuenta con ellas y no en otra parte. Debemos abandonar ya la coletilla de ciertos especialistas que hablan de estos monumentos funerarios como material de acarreo. Con lo que, a través de las lápidas, ahora se lee de abajo arriba de acuerdo con lo que antes leíamos de arriba abajo. Es decir, la historia misma es la que sale favorecida.

La suposición de que un lugareño de nuestro tiempo haya extraído la piedra, sin duda ya sepultada, en el ámbito del castro prerromano, para cargar con ella con rumbo al pueblo actual, conlleva más carga de absurdo que lo que pesa el penasco.

DOVIDER/ US AMPA/ RAMI F(ilius) PR/ INCEPS CA/ NTABRORU/ M H(ic) S(itus) E(est) DE/ OBRIGI P(osuerunt) F ( ...)/ M(onumentum).

Lápida de Dovidero hijo de Ampáramo príncipe de los cántabros, hallada en el atrio de la iglesia de San Pelayo, Robledo de la Guzpeña (León). Actualmente en el Museo Arqueológico de León.

Enterramiento Medieval bajo la Corte de Columbiano en el barrio de San Guillermo de Cistierna

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pelayo lobo conty | león 11/07/2013 Diario de León
Apareció por sorpresa y en buen estado de conservación. Roberto Fernández Tejerina se topó con un niño del pasado mientras reparaba el patio de su casa en Cistierna. El hallazgo se produjo en una finca próxima al castillo de Aguilar, por lo que podría haber más enterramientos en la zona.
La cronología de este tipo de tumbas se sitúa en torno a los siglos IX al XII, pues tal y como afirma el historiador local Siro Sánz, «es la característica tumba medieval en cista, en la cual se hace una fosa, se hincan piedras en todo el perímetro de la tumba y, más tarde, se cubre con lajas», como se puede apreciar en la fotografía.
Siro Sánz confirma que la tumba nos indica un poblamiento, anterior al barrio ‘viejo’ actual, a mediados-finales del siglo IX. Sostiene también que «la fosa es la tumba de un niño de 3 a 5 años», hay que recordar que la mortalidad infantil en la época rondaba el 75%.
Por el momento se desconoce el sexo del niño y no se ha visto ningún ajuar ni nada especial que lo identifique con alguna familia relevante de la época. Es una tumba que tiene las características típicas de ese momento, como la orientación— tradicional de los enterramientos cristianos— o las ‘orejeras’ empleadas para sujetar la cabeza del niño.
Asimismo, el experto asevera que «estos grupos familiares se suelen enterrar unos junto a otros, en el interior del templo o en el exterior». Además sostiene que «teniendo en cuenta que es un templo exterior ya desaparecido, podemos datar este cuerpo en una fecha anterior al 1120, entre el siglo X u XI con mayor afinidad». Lugares como el nombrado son cementerios parroquiales y se recogen testimonios que confirman que han aparecido más tumbas con esas características en los aledaños de ésta, lo que nos reafirma que aquí estaba el núcleo poblacional con su templo.
El historiador, natural de la comarca de Cistierna, asegura que los restos «aparecen en un lugar muy interesante, puesto que pueden estar indicando el origen del pueblo de Cistierna, tras la repoblación de la montaña oriental leonesa», tal y como actualmente hoy se conoce. Del mismo modo, la tumba parecen confirmar la existencia de otro templo anterior de la localidad, que hoy se encuentra desaparecido.
Sánz asegura que «las fechas de repoblación para la montaña oriental están muy claras, pues tenemos dos documentos, uno del año 854 —documento de Pureyo— y otro del año 874 — documento de Sisnando de Liébana—, laico y clérigo respectivamente». Ambos repobladores recibieron del rey Alfonso III tierras en el Alto Esla y «son algo así como la carta fundacional de la montaña oriental leonesa», confirma el historiador.
Por lo tanto, este hallazgo permite a historiadores como Sánz confirmar que «estamos ante el origen de los primeros habitantes de Cistierna», pertenecientes a una comunidad campesina del siglo IX que se asienta posiblemente en las zonas altas de la montaña, en torno al castillo de Aguilar, que funcionaba entonces como un complejo defensivo entre Sabero y Cistierna, con un gran castillo, una gran villa amurallada, que se dan vista de forma estratégica el uno al otro y que cierran la entrada del alto valle del Esla hacia el norte. Cabe destacar, según palabras del historiador, que «el hecho de que aparezca una tumba al lado del murrial, significa que los habitantes cristianos se sienten más seguros» frente a los musulmanes.

CISTIERNA O EL ACOSO DE LAS LÍNEAS ELÉCTRICAS. Siro Sanz Garcia

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Observamos cuando paseamos por los montes concejiles de Cistierna, como año tras año  el mallado eléctrico se extiende por todas partes. Apenas existe  ningún lugar al Oeste, Este y Sur de la villa donde las líneas eléctricas no hagan acto de presencia, se ha salvado por el momento la cara norte del macizo de Peñacorada. Entre Cistierna y Sorriba, atraviesa una línea de alta tensión visible desde muchos kilómetros a la redonda, y sigue proyectada la de Sama-Velilla que pasaría entre Sorriba y Vidanes. Algunas de las líneas entran  al área urbana, inmediatas a las casas y a las fincas e incluso sobrevuelan el polideportivo muy próxima a las piscinas municipales y al camping. Las brechas abiertas en el bosque son tan evidentes que nos llevan a pensar en las consiguientes afecciones al medio ambiente y al paisaje boscoso. Son estos unos montes formados por robles maduros y rebollas que a finales del siglo XIX ya sufrieron gran menoscabo y acabamiento por la construcción del ferrocarril, de ellos aún se sirve el pueblo en cortas periódicas administradas por las suertes que reparte el concejo cuando lo ve pertinente; el desmonte para levantar las torres y los cables ha destruido ya muchas hectáreas de arbolado. Dentro del pueblo el cableado sobre las fachadas es tan exagerado y de tan  aparatoso feísmo que nos preguntamos si la empresa que los instala tiene el derecho incontestable de hacer lo que le viene en gana en propiedades ajenas. Cuando vemos las escaleras de los operarios apoyadas en las fachadas ya conocemos el resultado: un gurruño de cables y agujeros que dan al pueblo el aspecto de ciudad bosnia recién bombardeada. El cableado, cruza las calles  por cualquier lugar, sin orden ni concierto, cuando salen las procesiones con el pendón concejil se las ven y las desean para sortear tanta insidia. En el pago de la Jagariz bajo la Cueva del Elefante se construyó en los años ochenta una fábrica de luz que hasta el presente se ha convertido en una fábrica de dinero para los propietarios, pues por el Esla baja de continuo oro líquido del cual el pueblo nunca se benefició, de ella parten otras tantas líneas eléctricas hacia el Oeste y el Norte. Cuando hemos visto las aceras del pueblo levantadas en tantas ocasiones, pensábamos que el soterramiento de estas ingentes masas de cable sería la solución adoptada o al menos pedida por el Ayuntamiento a las empresas del ramo. ¿Tan difícil es en Cistierna adoptar medidas tan llenas de sentido común?

 En Europa y otras villas y ciudades de España el soterramiento es utilizado desde hace tiempo para minimizar al menos los daños y el feísmo tan corriente en las fachadas y calles de Cistierna. Y para terminar, la Junta Vecinal debe luchar para que no se instale ni una línea más en nuestros montes, la presión sobre la masa boscosa del concejo es inadmisible.
Hasta tres líneas paralelas separadas por apenas cien metros atraviesan el monte comunal por encima de la Campera Mateo. 
Una de las líneas que progresa hacia la Corona, monte que a finales del siglo XIX aportaba al pueblo buenos troncos de roble para las zancas del puente viejo. Las brechas abiertas en el bosque de unos cuarenta metros de anchura han devastado ya muchas hectáreas de arbolado.
Una de las líneas que entra al núcleo urbano de la villa y se dirige al transformador recientemente restaurado.
Es de agradecer al menos la restauración de este transformador de León Industrial (1911-1948), empresa absorbida por Iberduero en los años cuarenta. Como este edificio existe otro en Cistierna.
Grandioso ejemplo de gurruño eléctrico en una de las fachadas de Cistierna

MOLINOS DE LA MONTAÑA ORIENTAL LEONESA

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MOLINO DE SOLORES O DE SANDALIO
( Del libro: Origen y Misterio de los nombres de agua en el Concejo de Cistierna. Siro Sanz)

La documentación más antigua de este molino nos lleva la siglo XVII (1670), cuando Don Francisco de Riero cura de Cistierna, comisario de la Santa Inquisición en la villa, funda el mayorazgo de los Reyero. Entre otros bienes afectos al vínculo y mayorazgo de estos hidalgos montañeses estaban los molinos llamados de Solores, nótese que habla de molinos en plural. En el mes de julio de 1720 se nombran los molinos de Solores en un pleito sobre propiedad y derechos de molienda entre el heredero del mayorazgo Francisco Fernández de Riero y de la otra parte los herederos de Catalina Diez y en su nombre , Juan Alonso con su mujer Antonia Diez Canseco. Estos defendían el derecho a moler tres días con sus noches en los molinos pertenecientes al mayorazgo. El molino molía todo el año pues se reclaman tres días y tres noches, durante los doce meses. También se comprometían a picar las tres muelas cuando fuese necesario con herramientas suministradas por el propietario (ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE LEÓN).
En 1751, en el catastro del Marqués de Ensenada, en la pregunta 17 referida a la existencia de batanes, molinos harineros  o de papel, minas, salinas, los representantes del concejo de Cistierna responden: “Que existe en la villa un molino harinero de tres ruedas que muele con agua del río caudal perteneciente a Don Agustín Fernández de Reyero al que regulan de utilidad anual ocho cargas de pan mediado de trigo y centeno” (Respuestas de la Villa de Cistierna. ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE LEÓN). En 1845, el Diccionario de Madoz, consigna en la villa de Cistierna: “Dos molinos harineros, otro de aceite de linaza, un batán y varios telares de lienzos caseros”. Estos dos molinos de Solores nombrados entre la pequeña industria artesana de la villa no son otros que los de Solores ubicados en el gran pago que va de presa a presa es decir el de Cistierna y el Molino del Ribero en Sorriba. La propiedad de Solores dentro de la hidalga familia de los Reyero, se mantuvo hasta bien entrado el siglo XIX cuando lo conocemos en poder de sus propietarios actuales, los herederos de Don Sandalio Rodríguez Colmenares; en el presente algunos lo nombran como Molino de Sandalio. Situado junto al Camino Real, Solores fue también un conocido mesón donde pernoctaban muchos arrieros que trajinaban desde las montañas de Valdeburón a Campos. El Camino Real atravesaba el puente de Mercadillo ( en el siglo XIV se le denomina carrera vieja de Mercatello), pasaba junto al Molino del Ribero y desde Solores se dirigía a Cistierna. Aún es reconocible cuando pasa junto al polideportivo. Después ha sido invadido por las construcciones de la villa para volver a salir a los lavaderos y discurrir junta a la finca de Albano hasta que, después de atravesar el Puente de los Franceses sale a la carretera de Sahagún a las Arriondas. Solores en 1908 sin abandonar las tareas de molienda se reconvierte como otros muchos molinos harineros en fábrica de Luz, con el nombre de Eléctrica de Solores. La fabrica fue contratada a la casa Suiza OeriKon y se instaló en las dependencias de lo que antes había ocupado el batán. Administrada por una sociedad de cinco personas, pasó a serlo únicamente por Doña Florinda Colmenares y después por su hijo Sandalio. Éste, industrioso e inteligente como pocos, ampliará la red desde Cistierna hasta el valle del Cea. En 1952 León Industrial, se quedó con las líneas.

Triste destino el de este antiguo molino y fábrica de luz. En la segunda mitad del siglo XX decaerá hasta convertirse en una sombra de lo que fue en el pasado. Aunque declarado bien de interés cultural, la desidia y el olvido han conseguido que sea declarado bien en ruina total. De 10 años a esta parte el desplome del tejado está acelerando el desmoronamiento de las paredes divisorias interiores  y la ruina del piso inferior. El derrumbe de estos elementos constructivos es evidente al haber caído vigas de la techumbre y sollado sobre la sala de molienda que se ha precipitado al cárcavo. Solores es uno de los edificios más venerables de Cistierna, asistimos a su destrucción con una indeferencia que nos deshonra. Impresiona la longitud de la presa de cal y canto, muy antigua, que detiene y represa las aguas del Esla para conducirlas al cárcavo. El canal de desagüe a partir del cárcavo es de gran anchura y profundidad, en su base construida de grandes cantos rodados, la superior de mampostería, sobre la que apoya un hermoso pretil. Nombre antiguo es de este singular molino. En concreto prerromano y emparentado con Salia, (Sella). Soloria se llamaba en tiempo de Roma a Sierra Nevada, a la que los árabes conocieron como Yibal-Solairat (DIEGO HURTADO DE MENDOZA. Historia de la guerra de Granada). Existe un Solares en Cantabria, célebre por sus aguas y es pariente de Solores. Hay un pueblo en el río Saja llamado Selores; Solores en Ortiegueira (La Coruña); Selorio en la ría de Villaviciosa y Valdesolores en Modino (Cistierna). Posiblemente el molino tomó el nombre del lugar y su entorno, denominado así en el tiempo que no se hablaba latín.
 Molino de Solores en Cistierna en ruina eminente si nadie hace algo por su restauración. (Foto: Carlos Ferreras García)

Cárcavo del molino de Solores. En la base derecha del arco vemos el rodezno a merced de las aguas. (Foto: Carlos Ferreras García)

BEATO DE LIEBANA: LA APORTACIÓN CULTURAL MONTAÑESA AL CRISTIANISMO OCCIDENTAL

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JOSÉ Mª CAMPOS | CISTIERNA 06/08/2013
LA ASOCIACIÓN RUTA VADINIENSE EXPONE LIBROS SOBRE LOS BEATOS

La asociación ruta vadiniense Picos de Europa Camino de Santiago continúa con sus actividades de la semana cultural. En esta ocasión se ofreció una charla en el museo del ferroviario de Cistierna sobre los beatos medievales y el Beato de Escalada impartida por Pilar Gómez, directora del centro de estudios Lebaniegos.
La charla consistió en un taller en que los participantes pudieron ver varios facsímiles, concretamente tres Beatos. «Ha sido una charla al estilo del Medievo. Para acercarse más a un códice hay que verlo. Donde están borradas las caras del anticristo cuando no podían soportar ese daño. Se ha tratado de que la gente viva los texto como lo vivieron los monjes de la edad medieval», según Gómez.
Primero se explicó quien fue el Beato de Liébana para entender el fenómeno de los beatos y porqué se generó el fenómeno de los beatos. Se trataron conceptos de codicologías y paleografía. Se trajeron plumas de aves y nueces de gallarotas para ver de donde partía la tinta. «Era un momento en el que papel aún no exista».
Los actos continuarán el 7 de agosto a las 9 de la mañana con una ruta a San Pedro de S Pedro de Foncollada y al Hoyón de Yugueros y el día 10 un viaje a Potes.

PRESENTACIÓN DE LA RUTA VADINIENSE CAMINO DE SANTIAGO EN POTES, CENTRO DE ESTUDIOS LEBANIEGOS. Siro Sanz García

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LA VOCACIÓN JACOBEA DE LIÉBANA Y LA MONTAÑA DE RIAÑO.

El día 10 de agosto, cuando la aurora de dorados dedos rozaba las cumbres de Peñacorada, partía de Cistierna en dirección a Liébana una comitiva de simpatizantes y cargos de la Asociación Ruta Vadiniense. Se devolvía la visita a Doña Pilar Bahamonde, Presidenta del Centro de Estudios Lebaniegos radicado en Potes, la cual el domingo anterior había impartido una memorable conferencia sobre los Beatos y su elaboración en el Museo del Ferrocarril de la villa. En Potes fueron recibidos por la Concejala de Cultura y el comisario de los caminos. Después de la visita guiada magistralmente por Doña Pilar al centro de interpretación sobre los Beatos ubicada en la Torre del Infantado  tuvo lugar la conferencia que tenía como emblema "LA RUTA VADINIENSE; POR LA CANTABRIA HISTÓRICA HACIA SANTIAGO DE GALICIA". Se resaltaba en la misma la densa historia concentrada en los apenas 22 kilómetros comprendidos entre el monasterio de Santo Toribio y el paso de Remoña hacia la Cantabria leonesa. Por una calzada documentada ya en el año 972 se recorren las tierras de Valdebaró en otro tiempo patrimonio real de los primeros reyes astur- leoneses. Se pasa por las tierras de Pelayo, que aquí iniciaría la gesta de la reconquista, evocadas en Cosgaya (la segunda Covadonga), Brez, el río Belondio, Tanarrio y el paso salvador por el  Collado de Cámara a las tierras altas de Aliva, la Mensa Pelagii (mesa de Pelayo- Picos de Europa) de la Edad Media. Unas tierras que el conferenciante definía como el solar originario de la nación española.
Se resaltó sobre todo el carácter jacobeo de Potes y la ruta que de la villa montañesa partía hacia la Montaña de Riaño y también la necesidad de aunar esfuerzos a un lado y otro de la cordillera para que esta ruta sea capaz de vertebrar el turismo de la Montaña Oriental Leonesa. El Centro de Estudios Lebaniegos por su parte ya ha comenzado ha señalizar el tramo comprendido entre Potes y Remoña y está en proyecto la panelización del mismo. En este día de convivencia unos y otros compartieron experiencias y conocimientos, concienciados en la necesidad de implementar y ponderar una ruta de gran trascendencia histórica y económica para Liébana y la Montaña de Riaño.

 Mienbros de la Asociación Ruta Vadiniense de Cistierna a punto de entrar en la Torre del Infantado, centro de interpretación del los Beatos. (Foto: Siro Sanz)

 Desde la Torre del Infantado vista del barrio situado en la margen derecha del Río Quiviesa, un ejemplo patente de como los pueblos que miman el urbanismo con raíces históricas y tradicionales se convierten en  foco de atracción para el turismo moderno. (Foto: Siro Sanz)

 Desde la Torre del Infantado vista del Valdebaró, por el valle hacia el Noroeste discurre la Ruta Vadiniense a su paso por Liébana. Al fondo el macizo oriental de Picos de Europa y en el centro el Collado de Cámara por donde previsiblemente Pelayo, pasó hacia Aliva perseguido por los musulmanes. (Foto: Siro Sanz)

Puerta de Santo Toribio de Liébana desde aquí los peregrinos que venían a venerar la reliquia de la Cruz de Cristo, continuaban hacia Galicia trasponiendo los puertos que separan Liébana de la Cantabria leonesa. (Foto: Siro Sanz)

OSO PARDO-LIBRO DE LA MONTERIA DE ALFONSO XI.ÁMBITO HISTÓRICO DE DISTRIBUCIÓN DEL PLANTIGRADO EN LOS CONCEJOS DE VALDORÉ, LA VELILLA, CISTIERNA, SABERO Y LA ERCINA EN EL SIGLO XIV.

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EL OSO PARDO EN LA MONTAÑA ORIENTAL LEONESA. ARTÍCULO PUBLICADO EN LA REVISTA COMARCAL DE RIAÑO Nº 35.
Siro Sanz Garcia
Antes del envenenamiento masivo, de las armas de fuego, del abandono de la ganadería tradicional, de la gran desolación producida en el campo debido a la emigración, y la proliferación de pistas terreras construidas por el Servicio Territorial de Medio Ambiente, este paisano fundador de religiones prehistóricas,  medraba en áreas cercanas a la meseta e incluso las rebasaba. La recopilación de topónimos en el Libro de la Montería, registrados en la Montaña Oriental Leonesa, nos explica la situación de aquellas zonas ocupadas por bosques de roble y hayedo, cercanos a las poblaciones actuales. En el siglo XIV el oso pardo abundaba más allá del reducido espacio que hoy ocupa en los montes de Riaño, y era relativamente abundante en los montes de Valdoré, La Velilla La Ercina, Sabero, Cistierna, e incluso Gradefes.
Aunque el estudio abarca toda la Montaña Oriental, problemas de espacio impiden la publicación íntegra. En éste reconstruiremos alguna de las cacerías de osos en los espacios concejiles anteriormente citados. El procedimiento  utilizado a tal fin es el trabajo de campo dirigido a la recogida de datos referidos a los topónimos conservados, alguno de ellos transformado pero aún reconocible e identificable con la voz antigua del S. XIV. Los trasmisores de nombres para este trabajo, han sido personas de más de 80 años. Auguramos en años futuros una gran pérdida en lo que a nombres antiguos se refiere. La muerte de esos reservorios de cultura tradicional, significa la desaparición de un gran legado toponímico que no podrá ser recogido y ubicado a tiempo.
 Los montes se definen de dos formas: “buen monte de oso en verano y a veces en invierno” determinan sus zonas de campeo para alimentarse en verano y los montes donde seguramente invernaba, donde había que obligar al oso a salir de su cubil.   Se indica también por dónde deben realizarse “las vocerías”. Es decir, con la participación voluntaria, a veces obligatoria, de concejos enteros, conducir al oso hasta “lasarmadas” donde se construían trampas en tierra y cerraba la salida de los valles para dar muerte a la fiera mediante estas insidias. La mención de “ténganse canes de renuevo” indica la utilización de jaurías de perros muy necesarias para azuzar al animal y obligarle a salir de zonas boscosas hasta el lugar donde se encontraban las armadas. Los perros que iniciaban las batidas eran ayudados por otros más frescos y descansados que  se iban incorporando en lugares escogidos previamente. La muerte del oso se hacía a pie ó a caballo; para ello se utilizaban armas arrojadizas: lanzas y azconas.  En el libro La Huellade las Legiones, Cuaderno de Campo 5, Eutimio Martino-Siro Sanz, reseñaban la coincidencia del ojeo de las fieras, que los romanos aplicaron para someter a los cántabros, con este ojeo al oso en el Medioevo, por ejemplo: (Vocería en el Valle de Tendeña en Riaño, con vocería contra la Peña de Valberga y armada contra La Torrede Riaño),(Vocería en Remolina desde el Vado Laso hoy Pozo Llaso en el río Esla junto a la presa, hasta La Collada de Cabreriz hoy Cabreros, Cuendabrin- Condobrín y Mental. Las armadas desde  Remolina hasta el vado de Laso en San Roque donde apareció la lápida de Vadone Viragidegino).
 De tal manera, que muchos de los caminos romanos por fondo de valle dirigidos a la cacería humana de los castros, son los mismos que utilizarían los monteros y ojeadores en tiempo de Alfonso XI para la cacería del oso pardo
La primera montería que vamos a exponer la localizamos en el espacio comprendido  entre Modino, Cistierna, Sabero por el Este, y Sotillos, Oceja, Yugueros al OesteOOoooo. Un cuadrado de más ó menos 6200 ha, articulado por tres valles que nacen en el Esla y se cierran al Oeste con las colladas de Yugueros y Sotillos en la divisoria de aguas Porma-Esla.
 Los valles implicados de Sur a Norte son el de Modino, Valle de Mercadillo, Valle de San Vicente de Valdeyera que comunica por la collada de Yugueros con La Ercinay Oceja, finalmente el Valle de Sabero desde el río Esla hasta La Collada de Sotillos. La descripción de la montería, es como sigue: Dosante y Val de Guida, et Val del Orrio, et Val de Bodino es todo un monte, et es bueno de oso en invierno. Et son las Vocerías, la una desde el Pico de sobre la collada de Sancta María, et desde la collada de Sancta María por el camino ayuso fasta la collada del Sotiello et dende Fasta la Peña del Arzón; et la otra desde Hozeja fasta Ingueros; et la otra desde la Muñeca fasta Caveñes de Yeres et dende a los Torales; et la otra dende en derecho de Cestiérniga por allende el río fasta en derecho de Sanct Helices. Et que estén canes de renuevo sobre Val de Guida. Et son las armadas, la una en la Collada de Sotiello, et la otra en Val  Sabero.

MONTES

Dosante: Hoy Monte Busante,entre Sabero y Valdoré, en las inmediaciones de la Peña los Castros de Sabero, hacia el Oeste de estas peñas sobre el Esla. A Busante se puede acceder por camino desde Sahelices, dicho camino comunica con la Velilla de Valdoré y recibe el sugerente nombre de “La Calzada”.
Val de Guida: Hoy Valdegüida, en término de Olleros. Es un valle que corre paralelo al valle de Yugueros entre Valtorno y La Cerrade Yugueros.
Val del Orrio: Hoy Valdelorrio, se llama así un valle perteneciente a Yugueros, frontero con Valdesabero al Norte. Existe también una peña llamada Peña Valdelorrio en la cual se situaba un arca divisoria de los dos términos. Busante, Val de Guida y Val del Orrio  actualmente son espesos montes de roble con brezales y escobas, en las inmediaciones de Lagurusenda (Libro de La Montería, Logrosenda) cara noreste en el  monte del repetidor, más conocido como La Camperona.
Val de Bodino: Lo identificamos con el Valle de Modino que arranca de este pueblo y comunica con San Pedro de Foncollada. En otra montería se citan como buenos montes de oso en invierno Corona y Valdeladrones. Esta Corona es la de Modino, monte de unos 1133 m sobre el valle de Modino, y Valdeladrones un monte de Cistierna que asciende junto al túnel del Hullero La Robla-Bilbao hasta los corrales de Yugueros.

VOCERÍAS

La una desde el Pico sobre la collada de Sancta María et dende la collada de Sancta Maria por el camino ayuso fasta la collada del Sotiello et dende fasta la Peñadel Arzón”: DON JULIO DE PRADO REYERO en “Un Viaje Histórico por el Alto Esla” p. 113 recoge un testimonio de la existencia en Olleros de una ermita dedicada a la Virgenque celebraba su fiesta el 8 de septiembre, fiesta también en Cistierna por lo que se trasladó al 6 de agosto, fiesta de los Santos Justo y Pastor, titulares de la Parroquiaactual. Esta ermita se localizaría e algún punto de Lagurusenda en collada hacia Bozmediano y cerca del Picode La Camperona.

 El camino por bajo, debe de ser alguno de los que bordea La Camperonahacia el Oeste que bajan hasta la collada de Sotillos, y de sotillos a La Peña Larzón como se llama actualmente al monte sobre Casetas.
Et la otra (vocería) dende (desde) Foceja fasta Yngueros et dende a los Torales: El cerco por el Oeste se cierra para obligar a la fiera a dirigirse hacia el Este de Oceja (Foceja) y Yugueros (Ingueros) pueblos que actualmente pertenecen al municipio de La Ercina. LosTorales,en las cercanías de Yugueros, se sitúan en la margen derecha  del Arroyo de Mercadillo.
Et la otra (vocería) dende La Muñeca fasta los Caveñes de Yeres: Muñeca no lo hemos podido identificar, pero tiene que estar inmediato o en las cercanías  del monte de San Vicente de Yera, que es un despoblado cercano a Yugueros (Los Casares) junto a un gran monte de roble, muy bien documentado desde el siglo XVI hasta el XX como perteneciente al Marqués de Astorga. Todo el término se llama actualmente San Vicente de Yera. Caveñes de Yeres puede ser Cabañas de Yera o de San Vicente.
Et la otra (vocería) dende en derecho de Cestiérniga por allende (al otro lado) el río fasta  en derecho de Sanct Helices.
Esta vocería se hacía desde Cistierna (Cestiérniga) pasando a la margen derecha del río, entrando por Valtorno hasta la collada de de Valdegüida (Val de Guida) enfrente de Sahelices de Sabero (Sanct Helices).
LAS ARMADAS
Et son las armadas, la una en la collada del Sotiello, et las otras en Val Sabero. Se cierra el cerco con el control de las salidas del Valle de Sabero por el Oeste en la Collada de Sotillos; al Este la armada se montaba en la confluencia entre el río Horcado y el Esla. La cacería abarca un terreno muy extenso; el valle de Yugueros queda inmediato al de Sabero pero no así el de Modino, mucho más alejado, unos 7 Kilómetros en línea de aire. Si las armadas sólo se hacían en el Valle de Sabero, el esfuerzo de los monteros debía de ser enorme para dirigir al oso a las armadas a través de los intrincados montes de roble y haya  situados entre Modino, Cistierna y Sabero.
Opinamos que estos montes anteriormente descritos y todo el área de Peñacorada deberían  ser vistos como lo que son, un espacio de gran biodiversidad en el cual de nuevo campea el oso pardo.
 Al fin y al cabo nuestro viejo y achacoso tío regresa esporádicamente a los lugares que siempre habitó. Los animales no distinguen los límites administrativos establecidos por el Parque. Penacorada y los bosques del interfluvio Porma-Esla, junto con los del interfluvio Esla-Cea, fueron y pueden volver a ser la gran osera de tiempos medievales. La documentación antigua muestra bien a las claras la riqueza cinegética de estos lugares que ahora serán exterminados por lalínea de alta tensión Sama-Velilla. La fuerza de los concejos Leoneses mermada por tantos años de esquilmo, de emigración y de enfrentamiento estéril entre los partidos políticos, surge de nuevo en las Plataformas Cívicas  que luchan contra la devastación eléctrica y la nueva amenaza del ceoducto que pretende convertir en un basurero nuestros montes.
 Desde Valderrueda hasta los concejos asturianos del Valle de Aller se alza un clamor popular por tamaño desafuero.
 Los Prado y Tovar que en otros tiempos tanto oprimieron a la Montaña Oriental fueron combatidos por los concejos montañeses generación tras generación. Eléctricas, Confederación, Parques, han tomado el relevo de los antiguos señores de horca y cuchillo, e inician presuntamente un neofeudalismo tan agresivo o más que el anterior.
La gestión de los montes y las aguas son su objetivo; el acaparamiento de recursos, el arma que utilizan para despoblar La Montaña, como ya lo intentó en el siglo XVI Fernando de Prado, señor de Valdetuejar en muchos concejos.

 Desde Cistierna la visión de una montaña limpia, con un programa de desarrollo sostenible no basado en industrias energéticas, es cada vez más clara. La utopía de vaciar el pantano de Riaño, una utopía necesaria, que aliviará la pesadumbre de tanta muerte contenida tras el gran muro que sigue amenazando con su presencia a los pueblos situados aguas abajo.
 Extraordinario ejemplar de oso pardo descendiente de aquel oso republicano que mato al rey Favila hijo del rey Pelayo. Fue abatido a principios del siglo XX en el Valle de Sajambre. (Foto gentileza de Don Juan Manuel González Piñan propietario del Museo Etnográfico de Oseja)

 Dosante hoy conocido como Monte Busante en Sahelices de Sabero. En la parte traspuesta se encuentra Logrosenda hoy conocido como La Gurusenda en Velilla de Valdoré. (Foto: Siro Sanz)

 Entre la Cerra de Yugueros y Sotillos se encuentra Val de Guida y Val del Orrio, en el centro de la imagen, hoy conocidos como Vadegüida y Valdelorrio, al fondo la inconfundible silueta de Peñacorada. (Foto: Siro Sanz)

Al fondo a la izquierda la Camperona, a media ladera Monte Busante y traspuesto hacia la Velilla de Valdoré: La Gurusenda en el Libro de la Monteria Logrosenda. En el fondo del valle la villa de Sabero. (Foto: Siro Sanz)

Detalle de uno de los tramos del camino conocido como la Calzada en Sahelices, que sube a Monte Rodio y Logrosenda para comunicar con la Velilla de Valdoré. Los mismos caminos utilizados por los romanos para el ojeo humano y sometimiento de los castros son utilizados 1300 años después para el ojeo de oso pardo. (Foto: Siro Sanz)

Al fondo a la izquierda el hayedo del Valle de Tendeña por donde se azuzaba al oso en una vocería que tenía la armada contra La Torre de Riaño situada en el peñón que hoy emerge de las aguas a boca del valle.(Foto: Siro Sanz)

OSEJA DE SAJAMBRE: MUSEO ETNOGRÁFICO DE DON JUAN MANUEL GONZÁLEZ PIÑÁN

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SIRO SANZ GARCÍA

Hace ya tiempo me aconsejaba vehementemente  el P. Eutimio Martino de Vierdes, visitar el museo etnográfico alojado en una casa de Oseja. La visita se posponía una y otra vez, hasta que en el verano de 2013 una feliz conjunción de circunstancias lo hizo posible. Un servidor que ha visto ya muchos museos rurales, esperaba encontrar un local, portalada, cuadra o corral adaptado para exponer sin orden y concierto multitud de objetos  y utensilios que hace 40 años aun tenían uso diario en las tareas agrícolas y ganaderas de la sociedad campesina montañesa. La sorpresa fue grande al percatarme en el interior que la misma casa se constituía  toda ella en museo, casa rescatada de la incuria y el olvido por una singular y especial persona: D. Juan Manuel González Piñán; por si ésto fuese poco, frente al edificio se conservan dos soberbios hórreos, como si desbordase el ámbito museístico hacia el exterior. Los objetos presentados, todos ellos de un gran valor etnológico, aparecen en su contexto, amueblando una casa montañesa que conserva la esencia de lo antiguo en todas sus estancias, revelando el verdadero rostro de los sajambriegos a través de los siglos. La primera sensación que recibe el visitante cuando franquea el umbral es la de autenticidad, estamos ante el retrato de lo que fue la vida de nuestros antepasados, un retrato antropocéntrico donde los objetos cotidianos conservan su sentido y se descubren con la pátina de la historia en el recóndito valle. No describiré la valiosa colección pues excusaría a muchos de la visita, pero si quiero resaltar que el único paralelismo próximo a este museo puede ser la Casa del Humo de Lois. Sin embargo asombra que a diferencia de aquella, el impulso de la casa museo de Sajambre se debe únicamente al ingente trabajo desplegado por Juan Manuel, esforzado ganadero sajambriego; las vacas de su propiedad aún se alojan en una cuadra contigua al museo y  pueden observarse desde un ventanuco dispuesto a tal fin en la pared de la entrada. Juan Manuel, fascinado por el mortecino resplandor de un mundo declinante y valiéndose únicamente del sentido común, el amor al conocimiento y tradición ancestral recibida de sus abuelos decidió conservar la casa tal y como la había recibido. El día de nuestra visita, junto a la entrada observamos un extraño objeto, el P. Martino preguntó por su nombre y utilidad, Juan Manuel respondió diligente que aquello era una “murera”, especie de ingeniosa trampa para cazar ratones consistente en una base de tabla y sobre ella un gran bloque de madera maciza que se desplomaba aplastando al infame roedor, destructor de cosechas, cuando movía la tablilla que sujetaba el cebo. El propietario del Museo de Sajambre inquirió intrigado al P. Martino por la etimología de la palabra “murera”, el ilustre Jesuita respondió lacónicamente: “José Manuel, en la lengua de Virgilio, ratón se nombra mus-muris”.

No dejen de visitar éste especial Museo y den las gracias a D. Juan Manuel González Piñán con un pequeño donativo, lo merece.
 El  ilustre Jesuita P. Martino en animada charla con el propietario y promotor del Museo de Etnográfico de Oseja, D. Juan Manuel González Piñán. (Foto: Siro Sanz)

 Los hórreos a la puerta de la casa museo. (Foto: Siro Sanz)

 Autenticidad hasta en los cierres de las puertas, mediante soga de crin trenzada. (Foto: Siro Sanz)

 Cocina de abajo. (Foto: Siro Sanz)

 Vasar con ollas, cazuelas y otros recipientes de barro. (Foto: Siro Sanz)

Como suspendida en el tiempo, una de las alcobas muestra el modesto ajuar, observen el detalle del perico reservado en la mesita de noche. (Foto: Siro Sanz)

RIAÑO IMPORTANTE HITO EN LA RUTA VADINIENSE. LA LUCHA POR LA SUPERVIVENCIA. Siro Sanz Garcia

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PANEL DE LA RUTA VADINIENSE EN RIAÑO.  

Uno de los tramos más espectaculares de la Ruta Vadiniense Camino de Santiago discurre de Norte a Sur por la Montaña Oriental Leonesa,  comarca perteneciente a la Cantabria Histórica, integrada toda ella en la cordillera y comprendida en zonas diferenciadas, tanto por sus ríos (Porma, Esla, Sella, Cares, Cea…), que forman los valles correspondientes, como por sus concejos históricos. Dos realidades, la geográfica e histórica vertebran el territorio y la vida de los montañeses hasta los tiempos actuales. Riaño y su entorno entran en la historia en el año 29 a C. cuando el emperador Augusto inicia la guerra montañera contra las irreductibles tribus cántabras. La única batalla campal se lucho en Bergida (Valverga-Valdeburón), a las espaldas de Riaño, para luego llegar al punto de ser exterminados en el Monte Vindio, (macizo occidental o de Peña Santa en Picos de Europa). La tribu vadiniense, resto de ese poderoso pueblo, abandonará los altos castros y coronas, para habitar por  mandato romano el fondo de los valles a un lado y otro de la cordillera. Este pueblo nos dejará el importante testimonio epigráfico de sus monumentos funerarios que singularizan nuestra montaña con los nombres prerromanos de los clanes y guerreros. Un pueblo romanizado que escribe y lee (la lengua latina),  sin embargo, aún en el siglo IV fiel a sus raíces indígenas. Riaño es junto con Crémenes y el Macizo de Peñacorada,  uno de los núcleos donde más abundantes han sido los hallazgos pertenecientes a los vadinienses. Contemporánea de la conquista romana es la calzada del Esla, testimoniada en el año 973, como vía Saliámica o del río. Desde Lancia progresaba hacia el norte por el valle del Esla, entrando  por Cistierna a la Garganta del Esla. Aquí en Riaño, el camino se bifurcaba hacia Liébana por tierra de la Reina (Remoña y San Glorio) y hacia Asturias por Sajambre (calzada del Dobra, hoy con el nombre de quien la reparó en el siglo XVII) y por Valdeburón (Pontón,Ventaniella y Tarna). Vía de conquista y civilizadora, por ella penetró en la montaña la cultura grecolatina hija del oriente, cultivada en las preceptorías montañesas hasta el siglo XX. Por el mismo camino, nos llegaron también las divinas palabras del Galileo, que expulsarían  los viejos dioses habitantes de  los bosques, las aguas y  las altas cimas de las montañas. Peregrino que caminas a Santiago de Galicia, las montañas que ahora contemplas fueron refugio de la cristiandad oprimida durante  los siglos VIII al X, solar donde con el tiempo se forjo el inicio y origen de la Nación Española. Más tarde, nuestra tierra enfrentada a Castilla, defenderá fielmente generación tras generación su pertenencia a la diócesis y reino de León. En la Edad Moderna la lucha siguió en estas montañas contra los señores de la tierra: los Tovar, Aliste, Valverde y Prado. Con diferente suerte nuestros antepasados y sus representantes concejiles  preservaron hasta hoy el legado ancestral de las tierras comunales. Mientras las aguas de los ríos sigan corriendo, nuestros antiguos concejos continuarán defendiéndose de las asechanzas actuales contra su patrimonio y tradiciones. ¡Ojalá sigamos bebiendo el vino en la plateada copa concejil y el pendón continúe ondeando en las grandes romerías¡
El viejo Riaño, centro neurálgico de la comarca y otros 7 pueblosperecieron después de una dolorosa agonía en el año 1987. Aniquilados fieramente por la mano del hombre y por espurios intereses materiales, arrasados y sepultados bajo las oscuras aguas de la presa de Remolina. El nuevo Riaño se alza como recuerdo de la barbarie contemporánea en el “Alto de Valcayo”. Los mejores de entre sus hijos siguen luchando contra las aguas por un futuro mejor, casi siempre incierto y esquivo.  Aquí, se han reconstruido piedra a piedra, las venerables Iglesias de San Martín de Pedrosa del Rey, y San Pedro de la Puerta, testigos de la locura destructora que no respeto ni a los muertos ni a la misma parroquial de la villa, la iglesia de Santa Águeda.  Riaño respeta y mira a su pasado como única, fecunda, y gloriosa fuente donde obtiene la fuerza para seguir luchando por un futuro mejor. El museo etnográfico de la villa es un buen exponente del trabajo desinteresado y amor de señalados hijos de este pueblo por un pasado que sigue vivo y actuante, un museo que se ha constituido como auténtico reservorio de la identidad montañesa. El viajero que lo visite no dejará de conmoverse pues está delante del retrato y la vida de nuestros antepasados montañeses.
Peregrino, ¡que la vista de los silenciosos bosques te reconforten en el arduo camino y cuando pises las antiguas piedras de la Vía Saliámica, recuerda que estás atravesando las montañas donde un día habitaron los dioses de Vadinia¡

Riaño¨: ¡Ultreia Suseia¡- ¡sigue adelante¡
Peregrino: ¡buen camino¡
 Panel informativo de la Ruta Vadiniense ubicado junto a la oficina de turismo de Riaño

 Iglesia de San Pedro. Fue trasladada desde La Puerta al nuevo Riaño. (Foto: Siro Sanz)

 Dragones enfrentados en las pinturas murales de la bóveda de la Iglesia de San Pedro de La Puerta. Heráldica de la casa de Alba y Liste señores de Riaño. (Foto: Siro Sanz)

La tumba del viejo Riaño. Al fondo el Valle de Anciles y Tendeña. (Foto Siro Sanz)


EL CASTRO DE CEBANICO. APROXIMACIÓN A LA TOPONIMIA CONSERVADA EN SU ENTORNO

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Siro Sanz García

El castro de Cebanico se ubica entre la confluencia formada por el Arroyo de Peñacorada o Río de la Llama y el Río Cea. Ocupa la parte más escarpada de una pequeña mota en el extremo Sur  del monte que se extiende desde Cebanico hasta las inmediaciones de la Llama de la Guzpeña. Al norte del castro, en la parte por la cual se une dicha mota con el  monte, se observa una gran cava o foso que los naturales denominan: Valleja los Griegos.
Griegos, es un topónimo recurrente en muchos otros lugares, deriva etimológicamente de briga, “fortaleza” en idioma céltico. Este nombre nos sale al paso muy a menudo y siempre relacionado con castros y obras de minería romana, por ejemplo: en Portica de Griegos (Santa Olaja de la Varga); El Molino de la Griega (Villarroquel); Camino Griego ó Briego (desde Otero de Guardo hasta Campo el Monte) y muchos más. El castro de Cebanico es uno más entre los castros situados en el entorno de Peñacorada. Faltos todos ellos una excavación arqueológica que aportaría datos precisos  para el conocimiento del poblamiento prerromano y conquista romana de la comarca, incluida dentro del área ocupada por la tribu cántabra de los vadinienses. La pertenencia al área vadiniense se confirma últimamente por el hallazgo de una lápida perteneciente a este pueblo entre Cebanico, y la Llama de la Guzpeña. En cuanto al origen del nombre CEBANICO podemos adelantar que es un compuesto prerromano formado por los radicales Cea-Pan, y el sufijo también prerromano Ico.  Pan, da Panes en la Liébana y otros muchos (MARTINO-SIRO., La Huella de las Legiones).Como dato interesante podemos añadir que la ermita de Santa Catalina, situada en la margen izquierda del Cea, en 1638 estaba administrada por el cura de Cebanico y era muy rica con un alcance de 39379 maravedís. Tenía anejo un hospital en el que había un hospitalero para recibir y dar  albergue a los “pobres pasajeros”que aquí llegaban 

 El Castro de Cebanico, sobre el Cea. Obsérvese a la derecha, bajo el peralte del talud, la entalladura de un foso (Valleja de los Griegos), interpuesto  entre el castro y el monte. (Foto: Siro Sanz)

Valleja de los Griegos. La gran cava que sirve de foso al norte del castro. (Foto: Siro Sanz)

Desde Cebanico vista de Peñacorada, mojón Suroeste de Cantabria. (Foto: Siro Sanz)

UNA NUEVA LÁPIDA VADINIENSE EN PEÑACORADA Eutimio Martino-Siro Sanz

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Artículo publicado en la Revista Comarcal de Riaño N 34. Junio 2010

El macizo de Peñacorada va adquiriendo poco a poco la categoría de núcleo Vadiniense de cierta importancia. En le municipio de Cistierna: contamos con cuatro hallazgos Valmartino (Museo de León), Sorriba (Museo de León), Santaolaja de La Varga (Museo Diocesano de Arte Sacro, León), Fuentes de Peñacorada (Museo Diocesano de Arte Sacro. León). Municipio de Sabero una lápida (Tabularium Artis Asturiensis. Oviedo). Municipio de Prado de la Guzpeña: dos hallazgos (una lapida en el Museo de León),  y otra que apareció hace 5 años en La Llama de La Guzpeña trasladada por Patrimonio a León. En el municipio de Valderrueda: contamos con una lápida aparecida en Puente Almuhey hace unos años y ahora en paradero desconocido. En total un conjunto formado por 8 lápidas muy interesantes, al que debemos añadir el último hallazgo, con ésta, ya son 9 lápidas las encontradas en el entorno del macizo de Peñacorada.
La lápida que ahora nos ocupa había sido dada a conocer por Martino-Siro, en el año 2003, cuando fue publicada en La Huella de Las Legiones, Cuaderno de Campo Nº 1”. El hallazgo pasó desapercibido, como tantas cosas de nuestra montaña, hasta que el Diario de León, se acordaba de ella en un extenso artículo de Don Emilio Gancedo, un periodista más preocupado y sensibilizado por nuestro patrimonio que algunos alcaldes de la comarca.
 Martino-Siro, la habían localizado en  Robledo de la Guzpeña,  ladera sur de Peñacorada en el año 2000, aunque era conocida por todos los habitantes de Robledo. Antes en 1996 el P. Martino, había notificado a David Martino y Julio Mangas, la existencia en el mismo lugar del notable monumento funerario dedicado a DOVIDERO HIJO DE AMPARAMO PRÍNCIPE DE LOS CANTABROS, lapida que algunos siguen pertinaces en afirmar que procede de Valmartino. El espacio distante, entre las lápidas halladas en  Robledo apenas es de 8 metros.
Descripción de la lápida: Cronología aproximada S. I al II, se trata de una piedra caliza bastante bien trabajada en los laterales, aunque previsiblemente esta labra es debida a la función que tenía la piedra hasta hoy día que es la de servir como escalón en un notable edificio. La piedra aparece cortada verticalmente por un extremo. Sólo se distingue el interlineado, un grabado puntiforme en la parte superior, el nombre de la persona a la que se dedicó ó el dedicante mismo: VALA (eso) / ANN(orum), los años del difunto.
El antropónimo VALAESO, no es desconocido en la comarca. En dos lapidas de Aleje aparece escrito el mismo nombre con “B”: (BALAESO FRONTONI), (PENTI(o) BALAESI). La vacilación a la hora de usar B por V ó viceversa, no es sólo de nuestro tiempo.
Alfred Holder, en su diccionario céltico cuando habla del Balaeso de Aleje, cita un VALAISIS ibérico, muy afín al BALAESO vadiniense, quizás estamos ante la pervivencia de una aportación ibérica mantenida entre los cántabros.

Estas dos lápidas: la de Valaeso y la de Dovidero, otorgan al núcleo de Robledo de la Guzpeña una gran importancia, sobre todo, por la existencia de un PRINCEPS, hombre principal entre los cántabros de Peñacorada, una zona estratégica entre el Esla-Cea, con  cierto grado de autonomía civil, dentro de la estrategia militar romana que utilizaba las élites indígenas para mantener la paz con los aguerridos montañeses. 

Lapida de Dovidero hijo de Amparamo príncipe de los cántabros. Robledo de la Guzpeña. (Foto Siro Sanz)

Monumento funerario de Valaeso. Robledo de la Guzpeña. (Foto: Siro Sanz)

ALICIA AND LARRY. TOPÓNIMOS DE SANTA MARINA DE VALDEÓN Y ERIZO EN UN HUERTO DE CISTIERNA. Siro Sanz Garcia

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La editorial de la Revista Comarcal, tiene por costumbre reunir a sus escribidores  cada dos o tres meses para la preparación del siguiente número. Es éste un asunto que por costumbre se trata en mesa repleta de buenas viandas y trasegando mejores vinos. Con ese fin el día 28 de septiembre fuimos convocados en el restaurante la “Ardilla Real” de Santa Marina de Valdeón, (donde por cierto se come muy bien); allí nos aguardaban dos singulares personas residentes en Soto de Valdeón.

Larry y Alicia forman una pareja encantadora que además de pertenecer desde su inicio a la editorial de la Revista Comarcal de Riaño, dedican su vida profesional a defender, promocionar, y presentar la majestuosa belleza de los Picos de Europa leoneses a los visitantes que por Panderrueda o Pandetrave  descienden al joyo de Valdeón. La pareja, había preparado para nosotros una salida al monte, a causa de las lluvias otoñales el plan se desbarató; a última hora el paseo a la montaña fue sustituido por un visita guiada al pueblo. Con ellos ascendimos hasta el  eminente lugar donde se ubica la iglesia dedicada a Santa Marina. Allí, Larry nos deleitó con una documentada explicación sobre: el poblamiento medieval del lugar y la relación de Santa Marina con el poderoso monasterio de Sahagún, la composición geológica de los terrenos circundantes, los accesos al valle por Pandetrave y Panderrueda. Apuntaba que la carretera de Pandetrave (seguramente sobre camino antiguo), discurre siempre por la solana mientras que Panderrueda trazado por ingenieros del siglo XX, en invierno es un calvario. Intrigado pregunté a Larry por el nombre de una mole rocosa de amplia plataforma en su cumbre, la cual se yergue frente a la iglesia en dirección Noroeste, a unos 400 metros en línea de aire, separada del pueblo por un valle, a modo de foso natural. El cicerone respondió solícito que a esa peña la nombran los naturales “Peña Castiello”. Uno que tiene bien aprendidas las lecciones de P.Martino, enseguida relacioné la iglesia de sugerente titular con el Castiello, en leonés, sinónimo de castro prerromano. La ubicación de la iglesia en un mogote separado del pueblo por grandes taludes claramente artificiales, otorgan al templo un acusado perfil de fortaleza dispuesta frente al castro. El culto a S. Martín y Santa Marina es relativamente abundante en la montaña. Las iglesias que siguen en pie dedicadas a estos santos y muchas ermitas ya en ruinas, testimonian una advocación que necesita ser explicada e interpretada. Se da por sabido que el culto de S. Martín de Tours está muy extendido por todas partes, un hecho que no admite discusión, y  también se da por sabido que su difusión se debe a  la influencia de los peregrinos franceses a  Compostela, algo que ya no es tan evidente, si acudimos a historia. En la Montaña Oriental se documenta S. Martín  por partida doble con anterioridad a la historia de las peregrinaciones, en la era visigótica, en particular en el Esla, en Verdiago  y Las Salas, al menos deductivamente. Más confusa es la figura de Santa Marina, intensamente legendaria. Pero, al tratar aquí solamente de su culto en la región, detectamos  el  paralelismo que muestra  con  S. Martín. Es absolutamente seguro que Martín proviene del latín y que originariamente significa “perteneciente, relativo a Marte”,  siendo así que Marte es el dios romano de la guerra. Si, por otra parte, observamos que algunas iglesias o ermitas dedicadas a S. Martín coinciden no pocas veces con aquellas  constelaciones de restos e indicios romanos,  que previamente habíamos destacado como “La Huella de las Legiones”, (Martino-Siro. La Huella de las Legiones), podemos pensar que pudo producirse  una  sustitución. En Santa Marina de Valdeón se produce una espectacular teofanía de la plantilla que puede explicar la conquista romana de la montaña. También nos descubrió Larry la existencia de una notable fuente, de la que aún se sirve el pueblo, bautizada con el interesante nombre de: “El Rejo”. Con la ayuda del P. Martino, nos atrevemos a explicar su etimología. Y no es otra que la de un compuesto latino y prerromano de agua. Re (del latino Rius); jo (de los radicales prerromanos el- ol) que dan elio, (jo) adjetivado. En Villapadierna tenemos dos arroyos denominados: Villa-(el) y Mata-(el). En Valdepolo: Laguna Di(el). En Sajambre: Riega la De(jo).  A estas alturas se preguntarán ustedes, qué pinta aquí el erizo del título. Hace unos días, cuando trajinaba sacando patatas con el rentero que me lleva varios huertos, apareció por sorpresa un erizo. A duras penas conseguí detener el enérgico golpe de fesoria que el airado rentero se disponía a descargar sobre el indefenso animalito. Después, expliqué sin mucha ciencia al paisano,  que un erizo no es una alimaña a exterminar y, lo beneficioso que puede ser para los sembrados la existencia de semejantes criaturas. Durante la comida en la Ardilla Real, Alicia, excelente conocedora y estudiosa de la fauna local, con sección fija sobre el tema en la Revista, me aconsejó sobre la conservación del animal en el huerto y los suplementos alimenticios que podía proporcionarle. Añadió Alicia que con el bicho deambulando por el huerto disponía del mejor aliado contra las plagas de: babosas, caracoles y escarabajos, que periódicamente diezman mis hortalizas a semejanza de aquellos políticos que se ceban en nuestras haciendas y presupuestos socio-culturales. 
Frente al vetusto hórreo: Ramón Gutierrez (historiador) y Aurelio Rodríguez (poeta), recios pegollos sobre los que se sustenta la Revista Comarcal de Riaño.  (Foto: Siro Sanz

 Los miembros de la Revista de Riaño guiados por Alicia y Larry se dirigen a la Iglesia de Santa Marina, ubicada en el lugar más eminente del pueblo. Entrados todos en el templo, siguiendo el mandato de Nuestro Señor que dice: "oportet semper orare, et numquam deficere": conviene siempre orar y no desistir, dirigidos por D. Miguel Valladares, se rezo con devoción un sentido responso por la comarca. (Foto: Siro Sanz)

  Frente a la iglesia cuyo titular es Santa Marina, se ubica la Peña el Castiello, separados por el foso natural de un valle. (Foto: Siro Sanz)

 Taludes artificiales aíslan el emplazamiento de la iglesia del resto del pueblo. (Foto: Siro Sanz)
En Santa Marina se conservan espléndidos ejemplares de hórreo leonés. (Foto: Siro Sanz)

 Un erizo cisterniego, metáfora de algunos ejemplares humanos. (Foto: Siro Sanz)

El erizo posando sobre una mesa para el autor. (Foto: Siro Sanz)

EL ÚLTIMO CARRERO DE CISTIERNA: D. ELISEO POLVORINOS. TALLER DE CARROS DE D.GABRIEL RODRÍGUEZ REYERO. OFICIOS OLVIDADOS. Siro Sanz García

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Quién de los jóvenes de Cistierna, conoce o sabe de los antiguos oficios de: zapatero remendón, molinero, el botero que fabricaba botas y pellejos para el vino o aceite,  hojalatero, pellejero y curtidor, madreñero; estos y otros oficios existieron en la villa, hoy, hasta la memoria de aquellos que los practicaron se ha perdido. Sin embargo, el que busca encuentra y un servidor tuvo la suerte de hallar a un joven de 87 años: Don Eliseo Polvorinos,  con los achaques normales de la edad pero aún en plenas facultades mentales. Su excelente memoria rescata del olvido uno de los oficios, casi me atrevo a denominar artesanía, practicado en Cistierna hasta principios de los setenta del siglo que pasó. Me refiero al oficio de carrero. D. Eliseo entro como aprendiz a la edad de 24 años en el taller de carros  perteneciente a Don Gabriel Rodríguez Reyero. Gabriel pertenecía a la extensa familia de los Reyeros documentada ya en Cistierna en el siglo XVII. El taller se ubicaba  en la corralada que existe detrás de la Casa de los Franceses, actual comercio de pintura y bricolaje Miguelez. A Cistierna acudían a encargar carros los pueblos de la montaña desde Remolina, valle abajo del Río Grande, incluidos los valles laterales del Dueñas, Corniero, Valdoré, valle de Sabero y Duerna. De Remolina para arriba hacían los carros en Pedrosa del Rey. Los pueblos de ambas márgenes del Esla desde Villapadierna para arriba también hacían los carros en Cistierna. Cuenta D. Eliseo, que menos los bueyes o vacas en el taller de D. Gabriel, se fabricaban todos los elementos que componían la estructura de un carro, incluidas las grandes armaduras que se añadían para transportar las mieses de trigo, centeno y cebada.  Los carros chillones, con ruedas de madera y sin llanta de hierro eran ya una reliquia a principios del siglo XX en nuestra villa. La mejora de las comunicaciones, sobre todo el ferrocarril, había impuesto el hierro para las llantas, eje, corzas y buje. El hierro se traía de Cervera en barras de cinco metros y medio. Además del taller de carros que nos ocupa, existía otro a la salida del pueblo en dirección a Riaño, más o menos donde ahora se encuentra el Mesón la Braña. Este taller era propiedad de D. Pedro, oriundo del Valle del Tuejar. Los tableros, cabezales y calabaza eran de negrillo, los cambones y radios de la rueda se hacían de encina  importada de Navarra. Para fabricar las llantas de las ruedas, primero se enderezaba la barra golpeándola sobre el yunque en frío, después, se curvaba en una máquina. Cuando se tocaban las puntas, se metían a la fragua y a calda viva, esto es, al rojo vivo, se golpeaba en el yunque hasta que soldaban los extremos. Las ruedas de un carro de vacas montañés tenían 28 Mm. de grosor y 1,20 de altura, las ruedas de los carros ribereños se hacían con 30 Mm. de grosor, 1,35  de altura. La caja de los carros montañeses era de 97 cm. por delante y algo más de un metro por detrás para facilitar la descarga. Los carros montañeses eran más pequeños que los ribereños, pero recios y fuertes, diseñados para aguantar las tamballadas que daban por los caminos empedrados que recorren todo el territorio de la Cantabria Leonesa. El cubo o maza, también denominado calabaza, donde iba colocado el eje del carro, se cortaba de un tarugo grueso de encina y tenía unas 13 pulgadas. Después de torneado, se le colocaban dos anillos de hierro. Los agujeros para los radios se hacían también en el torno. El cubo se dividía en 14 radios para la montaña y 16 para la ribera. Después, debía cocerse en una caldera de agua durante unas dos horas, mediante este procedimiento, la madera del cubo se ablandaba e hinchaba, quedando lista para meter los radios. El cubo así dispuesto quedaba inmovilizado en un potro y se comenzaba a colocar los radios. Cuando la madera secaba, los radios quedaban fijos y prietos. La circunferencia de la rueda sobre la que se montaba la llanta de hierro se hacía con cambones de madera. Había distintas plantillas para los cambones, grande para la ribera y más pequeña para la montaña. La circunferencia de la rueda del carro montañés se hacía con 7 cambones y en cada cambón se metían 2 radios, por lo tanto la rueda tenía 14 radios. La circunferencia de la rueda del carro ribereño tenía 8 cambones,  a dos radios por cambón, 16 radios. Los carros de Cistierna, límite de la ribera donde la montaña comienza abruptamente, se hacían invariablemente con 14 radios. Las corzas de hierro que tenían la función de elevar la mies, hierba o leña por encima del lomo de las vacas, se fabricaban en el mismo taller con varillas de hierro de 16 Mm. de grosor. Las corzas iban en la delantera del carro y se sujetaban por arriba en los tableros, por bajo en la vara del carro. El montar la llanta de hierro sobre la rueda era una labor complicada. Para ese menester el taller contaba con un horno dispuesto en el suelo, armado con raíles de hierro que adoptaban la forma de la rueda para no deformar la llanta. La cavidad se llenaba de leña y se encendía el fuego, sobre el cual se colocaba la llanta, cuando ya estaba dilatada a fuerza del calor, se sujetaba mediante grifas para colocarla sobre la rueda. Inmediatamente se metía a un pozo con agua para que no se quemase la madera y a la vez quedase bien ajustada, prieta y tirante.
Un carro completo se tardaba en hacer más o menos una semana. Después de terminado se le daba una mano de minio para cerrar los poros de la madera, inmediatamente se procedía a pintarlo de rojo y azul. El carro completo costaba entre 7000 y 8000 pesetas, que viene a equivaler a 50 euros actuales. Cuando el comitente conservaba las ruedas, el carro se encargaba sin ellas y valía unas 3000 pesetas. Los tratos se hacían siempre de palabra, y el respeto a la misma era sagrado. En cierta ocasión el carrero de Pedrosa del Rey, D. Santiago Martínez, pidió a  D. Gabriel que mediase para cobrar un carro a un carnicero de Cistierna que no quería pagar lo ajustado, el bueno de Gabriel consiguió que Santiago cobrase lo que se le debía después de reconvenir al carnicero con graves y sensatas razones. El carro de caballerías ostentaba dos varales para uncir el macho, burro o caballo y era más barato que uno de vacas.  Cuando los encargos del Valle del Dueñas, Remolina, Crémenes estaban terminados, los labradores bajaban caminando a Cistierna con la pareja de vacas. Tras una pequeña robla se hacía el pago, uncían los animales y regresaban con el nuevo carro a sus pueblos de origen.

Los pueblos se honran con el recuerdo, la memoria del esfuerzo y trabajos de sus  antepasados, vaya por lo tanto nuestro reconocimiento a Don Eliseo Polvorinos, patriarca de una extensa prole, natural de Calaveras, vecino de Cistierna, artesano de la madera, fabricante de carros montañeses y ribereños, además de excelente carpintero en la villa durante los duros años de la posguerra española
El taller de carros. A la derecha con boina y mano sobre la taladradora para barrenar el hierro posa D. Gabriel el Carrero y a la izquierda delante de la mesa de cepillado el joven D. Eliseo que entró con 24 años para aprender el oficio. (Foto: Gentileza D. Luisa Polvorinos).

 El taller se ubicaba detrás de la Casa de los Franceses, ahora comercio de la familia Vazquez Escudero. Al fondo se observa el portalón que daba paso al taller. En la corralada vemos carros, ruedas y madera sin devastar. En primer término sujetando el ronzal del caballo vemos a D. Chencho Muñoz, carnicero de la villa. Detrás sentado en un carro a medio terminar vemos al empleado Julian Gorostieta de Valmartino. Al fondo sentado en el varal del carro posa D. Eliseo con dos niños. Desconocemos el nombre de la persona situada a la izquierda en un carro con cuatro niños. La primera puerta a la izquierda era la casa de Don Gabriel Rodríguez el Carrero. La segunda casa era la vivienda de D. Martín Argüelles y Doña Eusebia Tejerina. Al fondo sobre el taller la casa de D. Laudelino(Foto Gentileza Doña Luisa Polvorinos, el autor de la misma es D. Dalmacio Callado un excelente fotógrafo merecedor de un estudio completo de su obra). 

  La foto fue realizada hacia 1968 por el fotógrafo cisterniego D. Dalmacio Callado, en la calle P. Isla, justo a la salida del taller. El carro recién pintado acababa de ser entregado al propietario. Es un carro ribereño con rueda más grande que los montañeses y 16 radios, valía unas 8000 pesetas. Observen el detalle de las melenas de piel  de perro sobre la testuz de la pareja de vacas, también las roscas de baño en los cuernos como signo de  celebración por el estreno. (Foto: D. Dalmacio Callado. Gentileza de Doña Luisa Polvorinos).

 Carro montañés de 14 radios frente al taller de D. Eliseo Polvorinos. La pareja de vacas ostenta sobre la testuz melenas de cuero. Divisamos al fondo, el nogal que existía frente a la iglesia vieja de Santa María, fue talado  hacia 1967; el arboricidio es una constante en el Ayuntamiento de Cistierna . Detrás del árbol vemos un edificio con la puerta abierta, era la sede del Frente de Juventudes donde se cantaba con el brazo en alto aquello de: "prietas las filas recias marciales", ahora existe allí la Biblioteca Pública de Cistierna. (Foto: Gentileza Doña Luisa Polvorinos)

 Vehículos de tracción animal como este carro montañés convivían en los años cincuenta con los escasos vehículos de motor que circulaban por Cistierna. La foto fue realizada en la actual calle Doctor Rivas. Al fondo tras la huerta el comercio de los Montañeses, Casa del Pueblo durante la república y frente a los Montañeses la casa la Tía Castaña. (Foto: Gentileza Doña Luisa Polvorinos)

 En el taller de Cistierna también se fabricaban carros de caballos. La foto fue realizada en la plaza del Ayuntamiento. Detrás del carro vemos la casa del empresario minero D. Esteban Corral, a la izquierda el comercio de Don Bernardino Valbuena que en paz descanse. (Esta foto como las anteriores creemos que fueron realizadas por D. Dalmacio Callado, padre de Sarita Callado Sagüillo, que actualmente llora ausencias de Cistierna en Tenochtitlan; gentileza de Doña Luisa Polvorinos

 Armazón de carro montañés perteneciente al autor del blog, conservado en la huerta como una reliquia del pasado familiar. Se mantiene la calabaza pintada de azul, el eje, radios y varal. (Foto: Siro Sanz)

En su final, los restos de este carro montañés de 14 radios, aún conserva un no se que de su prestancia original. (Foto: Siro Sanz) 

Don Eliseo Polvorinos que no puede estar quieto, posa ante una maqueta a escala  de carro montañés, fruto reciente de su afición por el trabajo de la madera. Observen sobre el varal el freno, artilugio muy necesario en los carros de la montaña, no así en los de la ribera. (Foto: Gentileza D.Luisa Polvorinos)

EL CAMINO REAL A VALDEBURÓN Y TIERRA DE LA REINA A SU PASO POR CISTIERNA. ARGUMENTACIÓN HISTÓRICA. Siro Sanz García

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Un tema complejo el de las comunicaciones de la Montaña Oriental Leonesa, pero muy necesario e interesante a la hora de abordar la historia de la comarca desde momentos previos a la romanización hasta principios del siglo XX. Los caminos romanos con vocación civilizadora se trazaron siguiendo el avance de los ríos a diferencia de los caminos estratégicos por alto. Entre los del río y los de altura se construyeron innumerables caminos transversales, éstos comunicaban los castros y los distintos valles que penetran en la cordillera. En este artículo intentaremos explicar como entraba hacia la montaña la Calzada del Esla o Vía Saliámica, describiendo su paso por Cistierna, en progresión ascendente, aguas arriba, hacia Valdeburón y Tierra de la Reina.
Aunque la calzada romana del Esla ascendía por la margen izquierda, al menos así lo muestra el mapa de Tomás López durante el Siglo XVIII, sin embargo la tradición, también la existencia del Puente Viejo de Cistierna y el de Mercadillo, atestiguan la antigüedad de otro camino que por la margen derecha ascendía hacia la montaña desde más abajo de Gradefes.
Este camino, aún era visible y transitable antes del inicio de la construcción de la carretera que circunvala la villa de Cistierna por el Oeste. Venía de Modino y después de Mercadillo pasaba por: Vegarribero, los Corrales de Cistierna, Puente Viejo, Vegabarrio, atravesaba Vegamediana en dirección a Sabero. A este camino en Cistierna y Sabero, se le denominaba Camino Real . 
Durante el S. XIX en actas de los notarios de Riaño y en las hijuelas de fincas correspondientes al pago de Vegarribero, situado entre el Puente Viejo y el de Mercadillo margen derecha del Esla, se nombra siempre como límite de dichas fincas hacia el Oeste, el Camino Real.  En 1894 al inventariar una finca en el pago de Vegarribero se dan como límites: “Río Esla al Este y Camino Real al Oeste. (Notario Vicente Terceño Ortíz. Partición de bienes de la herencia de D. Antonio Fernández Herrero.ff 123, C 13107).
También el diccionario geográfico de Madoz menciona esta dualidad del Camino Real a su paso por Cistierna: "En Riaño, el camino que baja de Valdeburón se divide en dos ramales uno que se dirige hasta la ribera de Gradefes pasando por: Huelde, Verdiago, Cistierna en cuyo término se divide en dos, y otro que se dirige a Pedrosa y pasa por el Puerto del Pando...". Queda bien claro en el texto, que en Cistierna el Camino Real se dividía también en dos ramales como en Riaño. La explicación no es otra que los pasos del Puente Viejo y el de Mercadillo que permitían la comunicación entre las poblaciones situadas en ambas márgenes de río tan caudaloso como era y es el Esla. (Diccionario Geográfico de Pascual Madoz 1855, p. 251). Lo que no dice Madoz, es que aguas arriba a partir de Cistierna, existía otro camino por la margen derecha que también conducía hasta Valdeburón, utilizado cuando la vía principal junto al río, sobre todo los tramos de San Roque en las Salas, quedaban inundados durante las grandes crecidas estacionales.
En Vegamediana (margen derecha del Esla), en el lugar conocido como Escobio Bajero se halla una gran eminencia rocosa rodeada de foso artificial por el sur, sobre ella se ubicaba uno de los castillos del complejo defensivo de Aguilar, cabeza de un gran territorio en la alta y plena Edad Media. Desde este castillo del Escobio Bajero se controlaba el paso de personas y mercancías que por aquí entraban a la garganta del Esla en dirección a Valdeburón y Tierra de la Reina. Eltopónimo del Escobio de Aguilar y el camino se atestigua y testimonia por un documento del año 1143 (JOSÉ MARÍA FERNANDEZ CATÓN. Colección Documental de la Catedral de León, V, Documento 1441, p 216).


LA CONSTRUCCIÓN DE LA VARIANTE DE CISTIERNA Y SU AFECCIÓN AL CAMINO REAL EN LA ROTONDA DEL PUENTE DE YUGUEROS.

La entrada al antiguo camino anteriormente descrito se hacía sin problemas por el puente de Yugueros y comunicaba con las naves industriales construidas en sus aledaños, toma de agua de la Jagariz y fábrica de Luz,  además de los terrenos comunales pertenecientes a la Junta Vecinal de Cistierna. El acceso se hacía sin mayores problemas para vehículos y sobre todo peatones que utilizaban el camino como zona de paseo hasta la fuente de la Jagariz.
Actualmente se ha dejado una vía de servició a la que se entra sin dificultad en coche por la rotonda, sin embargo, los peatones tienen que caminar por los arcenes de la rotonda o saltar los pretiles de cemento que la separan de la variante. El problema se agudiza  por ser el Camino Real parte de la Ruta del Castillo de Aguilar, haciéndose muy difícil y peligroso el inicio de la misma junto a la rotonda  por lo anteriormente descrito. La forma en que se perpetró la rotonda avisa sobre la ligereza de los  estudios previos a estas obras y sus afecciones, que por ignorancia de los que entienden en ello y la dejación de responsabilidades de nuestras autoridades inciden de forma muy negativa sobre los intereses del concejo, de los ciudadanos y menoscaban la historia de las comunicaciones antiguas.  


Aunque lo parezca no es el mapa de la Tierra Media ni el camino a Mordor es el mapa de la Montaña Oriental Leonesa de Tomás López, S. XVIII. En el podemos observar como la Calzada del Esla o Camino Real, era la única vía de penetración en la Montaña Oriental junto a la otra del Cea. Discurría por la margen izquierda del Esla hasta un poco más abajo de Riaño, en el pueblo de Huelde, cruzaba a la margen derecha. En Riaño se bifurcaba hacía Valdeburón y Tierra de la Reina. No obstante otro camino no constatado en el mapa y también denominado Camino Real ascendía por la margen derecha del Río Grande.

 En la hermosa  fotografía de los años sesenta coronada por la grandiosa silueta de Pico Moro, se distingue perfectamente el Camino Real a punto de entrar a la garganta del Esla, se le ve serpear hasta las peñas de la Jagariz,  junto a Vegabarrio, donde bordeaba el castillo de Aguilar por bajo. Cuando se tendió el puente del ferrocarril la Robla-Bilbao a finales del siglo XIX, se construyó el arco de la margen derecha para permitir el paso de dicho camino. En la foto se observa que aún no existía el puente nuevo a Yugueros, construido años más tarde junto al edificio de los lavaderos (1903), notable construcción perteneciente a la empresa francesa: Hulleras de Cistierna y Argovejo. (Foto: Antonio Sicilia. Gentileza Imprenta Resti de Cistierna)

 En los años ochenta se construyó el puente nuevo a Yugueros. Vemos el Camino Real pasando por debajo del puente en la margen derecha del Esla a la izquierda de la foto. El edificio de los lavaderos aún persistía a la entrada del puente, fue alevosamente incendiado y derruido a finales de los años ochenta del siglo que pasó. (Foto: Gentileza Doña Luisa Polvorinos)

A la derecha de la foto, margen derecha del río observamos que la variante invadió tramos del Camino Real y además ha hecho casi imposible a los peatones acceder sin peligro al venerable camino. (Foto. Siro Sanz)
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