Dovidero hijo de Ampáramo príncipe de los cántabros, así nos habla después de 1900 años, la lápida hallada en el pórtico de la iglesia
Lunes, 17 de julio 2023, 12:20
Dovidero hijo de Ampáramo príncipe de los cántabros, así nos habla después de 1900 años, la lápida hallada en el pórtico de la iglesia de S. Pelayo de Robledo de la Guzpeña, bajo Peñacorada. Este hallazgo publicado por el R. P. Eutimio Martino (ahora en el destierro de Villagarcía de Campos) hace ya más de 25 años, nos informa de un caso único en toda la Cantabria histórica, de la cual la Montaña Oriental Leonesa por derecho propio forma parte. Se conocía esta dignidad de hombre principal entre los astures, pero no en el pueblo cántabro.
El monumento funerario dedicado a Dovidero singulariza a Robledo de la Guzpeña y Peñacorada como núcleo importantísimo cántabro, avalado por otra lápida y los notables castros de: Campo Ciudad; los Serrones y el Castro de los Corrales, todos ellos en la cara Sur del Macizo. Documenta Madoz, un antiguo camino por la ladera Sur de Peñacorada, relacionando Eslonza con Robledo, camino estratégico que unía las cuencas del Porma, Esla y Cea; camino por el que ahora pasan los peregrinos del Vexu Camín que se dirigen a Santiago.
Son varios y sucesivos los alumbramientos que dan origen a la nación española. El primero el de la conquista de los cántabros por Augusto culminación de 200 años de presencia romana en Hispania. Algunas de esas campañas romanas gravitaron sobre Peñacorada y sus castros, ahí está la huella romana en los caminos y castros que la circunvalan. Pisando esas calzadas que eran de Roma, el heroísmo de la resistencia cántabra se repite frente al Islam en un Pelayo que según nuestra investigación y tradiciones es otro príncipe cántabro elegido como tal en Valdeón. Por esos caminos de Peñacorada se llega a Covadonga; Cangas; Oviedo y al glorioso Reino de León.
Nuestro territorio está fuertemente humanizado desde la
antigüedad con el resultado final de un medioambiente perfectamente
integrado con las prácticas agrícolas y ganaderas ancestrales. Frente a
políticas ultra-conservacionistas que nos dirigen a la reserva apache
dentro de nuestro propio territorio, privados de nuestra historia,
tierra y dignidad, proponemos convertir la comarca en una especie de
parque arqueológico, viario y castreño sin comparación posible.
De Cistierna a Robledo se puede crear una ruta impresionante por caminos antiguos que a la vez que introduce a los visitantes en los espléndidos robledales, encinares y hayedos de Peñacorada, lo haría también a nuestra épica historia. Esperamos que nuestros ediles estén a la altura y protejan nuestra tierra con la misma dignidad que Dovidero príncipe de los cántabros, cuando hace 1900 años, trató con el romano para preservar el territorio de Peñacorada y sus gentes. Por cierto, si tienen ocasión visiten Robledo de la Guzpeña, D. Casiano Álvarez su alcalde, tiene el pueblo tan bien presentado que parece un nacimiento navideño