Y aquellos que lo dicen hablan con razón. Pasamos por ser una de las villas más devastadas a nivel urbanístico, pero para llegar a este punto se han hecho muchas cosas mal desde hace más de cuarenta años. En el Nº 46 de la Revista Comarcal de Riaño, agosto de 2013 ya denunciábamos que un progreso mal entendido y la falta de luces, sensibilidad de algunos ediles y técnicos colaboradores del Ayuntamiento los cuales hemos padecido con la paciencia del santo Job, desde hace más de cincuenta años, propiciaron el desbarajuste urbanístico que barrió la personalidad no solo de Cistierna; debido también a otros ilustrísimos, ocurre lo mismo en muchos pueblos de la Montaña Oriental Leonesa. Hasta entonces Cistierna contaba con muchas hermosas casas de galerías orientadas al Sur, dos alturas, todo lo más tres, con balcones de forja y tejados a dos aguas, cubiertos de teja árabe. Aquella edilicia tan simple, bella, bien proporcionada y alineada respecto a las calles, de proporciones humanas, ha sido sustituida poco a poco por adefesios y mamotretos que han trasformado nuestra villa en el museo de los horroresque ahora nos convierte en una de las poblaciones más desastradas del Reino de León. Ejemplos de lo que expongo hay muchos, pero destaca por encima de todos en una de las calles principales un mamotreto de cinco pisos, auténtica conejera humana, que ostenta fachada alicatada de marmolina granítica, eso sí, bien pulida. Edificios como este nos cubren de vergüenza y se dan de tortas, si los comparamos, con las espléndidas casas de: Don Miguel el de la Puerta, antes comercio de Matías Concellón y Foro, farmacia de don Rafael, ahora de doña Victoria, la casa del señor Luis padre del Aguilón destruida en los ochenta, la Jabonera, las casas de Alicia Aller y Balta, el Moderno, la casa de doña Macaria y don Emilio Tagarro (ahora inmersa en un proceso de restauración ejemplar para vergüenza de muchos otros que han destrozado casas aún más notables), la de Juanita la Villalona, todas ellas en la calle Constitución, antes General Franco y antes del espadón, de Gabriel y Galán. En la calle Padre Isla destacábamos en aquel artículo: La Casona, las casas de don Esteban Corral junto al paso a nivel del ferrocarril, antiguas oficinas de su empresa, las casas de los Corral que albergaban en sus bajos el café Central, la casa de los Valladares y doña Asunción, la Casa de los Franceses, la de doña Porfi, la de los Reyero y doña Pele de la misma familia, la casa de Nieto, la de Dolores (carnicería), las casas de don Tiburcio Vallinas (ahora farmacia de arriba, casa de Chanito y Confitería Montañés), y llegando a la plaza la casa familiar de don Esteban Corral y la reciéntemente aniquilada de los Valdes junto al Ayuntamiento. En el pueblo viejo (barrio de San Guillermo) y Corralón existen otras de gran valor e interés. El resto del pueblo ha sido víctima de ladrillicidas infames y arquitectos de pésimo gusto que van de artistas por el mundo, ignorantes de todo lo que es la edilicia tradicional, debido a su escasa o nula formación humanística. Y qué me dicen de los pretenciosos y horteras chalets con tejados inverosimiles y jardines con pozo y caldero en el brocal, diosas de la abundancia, burritos, carro con petunias, leones, aguiluchos y enanos que de unos años acá pululan por doquier; no hay nada más hortera que intentar parecer rico incluso siéndolo, vicio éste de nuevos ricos. Y es que esta gente gasta grandes y soberbios alardes de omnipotencia, “de una omnipotencia de nuevo género que pudiéramos llamar la omnipotencia de la ignorancia”. La calle Padre Isla, en el tramo que va desde la farmacia del cruce hasta la plaza, hasta ahora y salvo algunas excepciones es una de las mejor conservadas y presenta notables muestras de esa edilicia respetuosa con el buen gusto y homogeneidad en cuanto a las alturas, materiales (piedra calar o ladrillo visto), balcones de forja, ventanas sencillas y aleros con canecillos de madera, huertas y corrales en la trasera. Pero parece que a esta calle le ha llegado el turno del acabose y, un nuevo despropósito se ha perpetrado, no por causa de los propietarios, si no de aquellos que tienen potestad y autoridad para ello y deberían de velar propiciar, dictar medidas de protección para edificios que ya han cumplido el siglo o les falta muy poco, estamos hablando de la casa de doña Pele.
Doña Pele era hermana de Juanito Reyero, antigua propietaria de la casa que ahora ha sido aniquilada. La madre de Emiliano el jugador de baloncesto en el Real Madrid que tanta gloria dio a Cistierna vivió en esta casa pues era sobrina de doña Pele y aquí regentó una tienda antes de la de los padres de Marita. Junto a la casa, donde ahora se levanta la plaza de abastos, había un gran huerto perteneciente a los Reyero donde se celebró el banquete y fiesta de la boda de la madre de Emiliano en plena guerra incivil. En esta casa doña Pele preparó también la comida a los presos en la cárcel del ayuntamiento durante los primeros días de la guerra civil, todos ellos miembros de las familias de derechas del pueblo: Esteban Corral, Raimundo el médico, Bernardino Sagüillo, Inocencio Recio etc. La comida se la llevaba Adela, previa inspección de dos vigilantes que miraban que no hubiese algún arma escondida entre platos, panes y peces. Bajo el balcón del chaflán que da a la plaza de abastos se perpetró el crimen del Periquín del cual fue testigo en primera fila doña Pelegrina allá por el año 25 del siglo que pasó a la historia. Después del fallecimiento de la propietaria, los Reyero la alquilaron y en el primer piso vivió durante casi cuarenta años don Luis Luis (El Portu) con su extensa prole, excelente persona y extraordinario componedor de huesos y miembros dislocados, aquí curó a mucha gente de Cistierna y de toda la montaña; don Luis quiso en numerosas ocasiones comprar esta casa a los herederos de doña Pele pero no hubo manera. En la planta baja habitó la familia de Marita y allí tuvieron taberna y comercio de ultramarinos hasta los años ochenta del siglo que pasó. No deja de ser una casa de ciertas cualidades si la comparamos con esos otros horrores perpetrados en Cistierna. Toda ella está construida de piedra calar, presenta siete balcones de forja en el primer piso, dos puertas y cinco ventanas en la parte inferior, esquina achaflanada entre la calle P. Isla y la calle que da a la plaza cubierta. Los muros ostentan un paramento exterior e interior de piedra calar de casi noventa centímetros de anchura, el espacio interior relleno de ripio y cascote para evitar las humedades. En la parte trasera, donde una gran corralada, tiene una hermosa galería compuesta por seis grandes ventanales de ladrillo visto orientada al Sur, sustentada a su vez por siete portales en arquitrabe del mismo material. ¡Qué gran destrozo! ¡Qué excelente oportunidad para nuestro Ayuntamiento de demostrar un poco de ilustración! ¡Qué ocasión perdida por los propietarios para ejercer una buena restauración como la que lleva a cabo y prolonga en el tiempo con gran mimo don Emilio Rodríguez Tagarro, en su casa frente a la Parroquia de Cristo Rey! Independientemente del uso industrial que quiera darse al edificio, se podía y debía haber respetado la fábrica original; al menos las fachadas.
Espero que nadie se moleste con estas palabras, pues no intentan ofender a nadie, ni a mis paisanos ni las autoridades del Ayuntamiento a las que siempre apoyaré en lo que buenamente pueda, con opiniones constructivas y respetuosas, pero no debo dejar de mostrar mi angustia y tristeza por el aspecto cambiante de nuestra querida villa de Cistierna, algunas veces a mejor y más de las que quisiéramos al peor de los feísmos. Al menos en poblaciones un poco más ilustradas que la nuestra, este tipo de casas no serían destruidas, pongamos León capital como ejemplo, donde edificios del casco antiguo con menos empaque que la casa de doña Pele gozan de especial protección.Pero... ¿Existe siquiera en Cistierna un inventario de edificios a proteger?¿Si existe, qué criterios se siguen para que un edificio como este no se proteja, o al menos se respeten las fachadas? ¿Tienen algún tipo de protección ciertas casas ya mecionadas de la calle P. Isla? Si no existe ese inventarió, más arriba he nombrado un borrador de los edificios a proteger gratis et amore para el arquitecto o quién se ocupe o preocupen estos temas en el Ayuntamiento. Compararemos cuando pase el tiempo si lo que se pretende construir es mejor que lo que vemos en las fotografías de este artículo, un documento de lo ya ha desaparecido para siempre. Desde luego la Calle Padre Isla ya no será lo mismo sin la casa de doña Pele en la que aún habita la sombra de sus Manes.
En la parte trasera, donde una gran corralada, tiene una hermosa galería compuesta por seis grandes ventanales de ladrillo visto orientada al Sur, sustentada a su vez por siete portales en arquitrabe del mismo material. (Foto: Siro Sanz)
Toda ella está construida de piedra calar, presenta siete balcones de forja en el primer piso, dos puertas y cinco ventanas en la parte inferior, esquina achaflanada entre la calle P. Isla y la calle que da a la plaza cubierta. (Foto: Siro Sanz)
En los bajos hubo tienda en tiempos de doña Pele y cuando los padres de Marita taberna y tienda hasta los años ochenta del siglo que pasó. (Foto: Siro Sanz)
CONSUMMATUM EST LADRILLICIDIO, sábado 5 de agosto de 2017, víspera de la Transfiguración de Nuestro Señor (Foto: Siro Sanz)
SIC TRANSIT GLORIA MUNDI (Foto: Siro Sanz)
SUUM CUIQUE DECUS POSTERITAS REPENDIT (Foto: Siro Sanz)
CONSUMMATUM EST LADRILLICIDIO, sábado 5 de agosto de 2017, víspera de la Transfiguración de Nuestro Señor (Foto: Siro Sanz)
SIC TRANSIT GLORIA MUNDI (Foto: Siro Sanz)
SUUM CUIQUE DECUS POSTERITAS REPENDIT (Foto: Siro Sanz)