Lo recibí de mi tía abuela materna Aurora García del Blanco, de Robledo de la Guzpeña, y ella de mi bisabuela materna Felisa del Blanco Fernández de la Mata de Monteagudo y ésta de su madre Toribia Fernández de Ferreras del Puerto, recordado también por mi otra tía Eusebia Tejerina Valbuena de la Llama de la Guzpeña.
Estando yo en la mi puerta pintando la mi cayada
Las cabriellas altas iban la luna abajada
Vide bajar cinco lobus por una escura cañada
Venían echando suertes cuál entrará a la mi majada
Le tocó a una loba vieja, tuerta cana y parda
tenía los colmillos como puntas de navaja.
Siete vueltas dio al corral y no pudo coger nada
La última vuelta que dio cogió la borrega blanca
hija de la oveja churra, nieta de la orejicortada
La que los mis padres tenían para el día de la pascua
¡aquí mis siete mastines, aquí la mi perra galana
cogeime la loba parda!
Si me la cogéis comeréis leche y jogaza
Y si no me la cogéis comeréis de la mi callada
Anduvieron siete leguas no podían alcanzaila
Al cabo de cinco leguas las uñas se esmigajaban
Y al cabo de otras cinco leguas cogieron la loba parda
¡aquí tenéis la vuestra oveja, pura blanca como estaba!
no queremos la nuestra oveja de la tu boca babayada
quereimos la tu pelleja, pal pastor una zamarra
de las piernas unas zaonas, de los brazus unas mangas
de la cabeza un zurrón pa metei las cucharas
y de las tripas rabeles, pa que dancen las damas
Siesta del mastín de la tía Goya en Robledo de la Guzpeña. (Foto: Siro Sanz)
Robledo de la Guzpeña, bajo la sagrada montaña de Peñacorada, patria chica de Dovidero príncipe de los cántabros. (Foto: Siro Sanz)