INTRODUCCIÓN
Si lo comparamos con la dilatada historia comarcal que comienza en 19 a. C. el tiempo de la minería del carbón en la Montaña Oriental Leonesa ha durado cinco minutos, eso sí, cinco minutos de una devastación y afecciones aún imponderables por falta de estudio, pasotismo de nuestras autoridades y sociedad civil, que miran para otro lado sin importarles el medio ambiente que nos rodea, depauperado por toda la porquería residual que la minería nos ha regalado. Hoy día se idealiza, difunde y otorga a ese pasado minero una épica y prestigio que algunos dudan lo merezca, sobre todo, si nos fijamos en: lo breve del fenómeno; los graves perjuicios que aún se derivan de la extracción, de todos los procesos posteriores referidos al carbón; el súbito cierre de Hulleras de Sabero en 1991 y el presunto despilfarro de los Fondos Miner. Si existe una épica minera sería la del sacrificio de los mineros, sus familias y toda una comarca que durante siglo y medio vendió su alma por un futuro incierto: el presente que ahora tenemos.
PRINCIPALES AFECCIONES
Las grandes alteraciones de los montes y cauces de agua empezaron a mediados del S. XIX. A principios del S. XX son habituales en el Ayuntamiento de Cistierna las quejas de labradores y ganaderos del Valle de Sabero, por ocupación de terrenos y vertidos incontrolados a los arroyos; de esos atropellos hacían responsable a la empresa Hulleras de Sabero y Anexas (1). Las denuncias en el Valle cesan al tiempo de la segregación de Sabero del Ayuntamiento de Cistierna en 1927; de este hecho el lector avisado saque sus propias conclusiones. Con la minería del carbón llegó también otro gran cambio aún poco estudiado por sociólogos e historiadores, casi todos ellos influidos por ese falso prestigio atribuido a la minería señalado anteriormente. Hablamos de la fragmentación que la minería acarreo a una sociedad campesina donde todos vivían bastante igualados en una digna medianía. Aquella forma de vida los apartaba y protegía de los odios y banderías que la “lucha de clases” aquí impuso, promovida por los sindicatos mineros en conflictos intermitentes desde principios del siglo hasta 1936 con la empresa que dominaba los designios económicos y políticos de la comarca. Era aquella una división social ajena a la tradición comunal de la Montaña Oriental Leonesa.
Incluso nos parece demasiado optimista hablar de clases sociales en alguno de los pueblos donde la todopoderosa empresa se hacía más presente; nos atreveríamos y vemos más acorde utilizar el término de castas para la situación social que allí se daba. La fragmentación y discordia social se establece también a nivel comarcal entre las cuencas mineras de Sabero, La Ercina, Cistierna, Prado y Valderrueda con el resto de la montaña, que vivía más o menos ajena al fenómeno de la minería del carbón, dedicados como siempre lo hicieron a las labores agrícolas y ganaderas. Algo de ese pasado aún actúa entre nosotros; solo hay que fijarse a quién se vota en las ahora mortecinas cuencas y a quién votan en los concejos situados al Norte de las mismas.
En ese breve periodo, la minería local depositó miles de toneladas de residuos procedentes de los estériles de lavado y de otros procesos mineros. En el reducido espacio comprendido entre el Ayuntamiento de Sabero y el de Cistierna, se encuentra la valleja de Valtorno, un bello paraje situado entre el Alto los Escobalicos y la peña que alberga las ruinas del Castillo de Aguilar. En Valtorno se ubica una de las mayores escombreras de toda la comarca. Los viajeros que suben hacia Riaño, pueden contemplar, justo a la salida de la villa de Cistierna, el descomunal desastre reflejado en la montaña de estériles que se eleva en la margen derecha del Esla y tapona el valle cerrando el paso al arroyo que desciende y busca su salida natural hacia el Esla. Esta gigantesca escombrera, además de la degradación del medio ambiente y paisaje, altera y disloca una zona de especial importancia arqueológica. También en Vegamediana, inmediata al Esla y en otros lugares de Valdesabero y márgenes del Esla hasta Cistierna, se depositaron ingentes cantidades de residuos aún por gestionar de acuerdo a las normas y leyes que rigen sobre estos graves asuntos. Entre la gran mole de escombros y el río Esla, se concentran hasta seis balsas donde se decantaban los residuos del lavado de Vegamediana. Llama la atención que ni a las autoridades y vecinos de Cistierna ni a las de Valdesabero, después de tantos años transcurridos desde el cierre de las minas, parece preocuparles la presencia de esas balsas y residuos carboníferos, ni siquiera se duelen por la evidente degradación de los bellos paisajes que nos rodean, cuando en medio de ellos, las escombreras, como las setas venenosas del otoño, crecían poco a poco entre las blancas calizas del incomparable entorno paisajístico de La Jagariz y Los Rejos. Tampoco parece que semejantes montañas de estériles quiten el sueño a las autoridades que ostentan el poder en el parque regional Montaña de Riaño y Nacional de Picos de Europa, estando como están esos residuos mineros en los aledaños de grandes catedrales de la naturaleza; desde luego el oso y otras especies protegidas, dado que nos visitan habitualmente, no se han dado por enterados de las artificiales fronteras humanas. Ni siquiera se da por aludida Confederación Hidrográfica del Duero, que anda tan premiosa y lista para derribar azudes de molinos en La Montaña. Parece que no le preocupa la contaminación y deterioro de las aguas del Esla, principal afluente del Duero y uno de los principales suministradores de agua al sarraceno secarral castellano. Al momento que esto se escribe, ahí sigue todo ese despropósito contaminante como padrón de ignominia para los que lo depositaron durante más de cien años y sobre todo para los que actualmente tienen la potestad y autoridad en nuestra comarca y permiten que esas balsas y escombreras permanezcan tan próximas a acuíferos importantes. La invisibilidad de la voluminosa montaña de escombros de Valtorno solo es explicable por la insensibilidad, adormecimiento y falta de conciencia de la población civil pastoreada por políticos que presuntamente solo buscan su propio interés y medrar fuera de aquí. Y qué me dicen de Medio Ambienteque no hace nada por denunciar tales montañas de residuos, pero presuntamente andan tan diligentes a meter en multas y prisiones a un güelo al que se le ha ido la mano en la quema de un rastrojo o al que trae del monte unas manadas de té de la peña o de orégano, o aquel otro que cogió un poco de musgo para el nacimiento; será que presuntamente tampoco ven toda esta porquería residual minera…
QUÉ SON LOS ESTÉRILES DE CARBÓN
Se denominan estériles de carbón a: <<“Los residuos procedentes de la separación del carbón y el estéril, originados en la explotación de pozos y minas (10% del total) y en los procesos de lavado del carbón (90%)”>> (2). Estos estériles según algunos estudios: <<“generan una problemática especialmente compleja desde el punto de vista técnico, económico y medioambiental sobre todo por la contaminación de suelos y aguas por hidrocarburos policíclicos aromáticos –PAHs-, siglas en inglés- y elementos pesados como el cadmio, el selenio o el níquel”>> (3).
LEGISLACIÓN SOBRE ACTIVIDADES MINERAS Y SUS RESIDUOS
Ya en 1982, se promulgó el Real Decreto 2994/1982, de 15 de octubre, sobre restauración del espacio natural afectado por actividades mineras, en el que la protección y conservación del medio ambiente afectado por las labores mineras fueron prioritarias. Este real decreto se desarrolló según Orden Ministerial de 20 de noviembre de 1984 y se complementó con el Real Decreto 1116/1984, de 9 de mayo.
En 2006 la Directiva 2006/21/CE respondía a los objetivos de la política comunitaria de medio ambiente, según la cual era necesario establecer: <<”requisitos mínimos para prevenir o reducir en la medida de lo posiblecualquier efecto adverso sobre el medio ambiente y la salud humana derivado de la gestión de residuos de industrias extractivas>>”.
La Directiva 2006/21/CE exige, pues, la rehabilitación de las zonas donde se hayan situado las instalaciones de residuos mineros, y se hacía eco de otra legislación minera española preexistente.En 2009 otro Real decreto incidía en lo mismo: Real Decreto 975/2009, de 12 de junio, en el Capítulo I y artículo 3 dice:<<“Queda prohibido el abandono, vertido o depósito incontrolado de residuos mineros”>> (4).
CONCLUSIONES
Desde 1991, fecha del cierre de las minas de Sabero, es evidente la presunta y sistemática conculcación de las normas que regulan la explotación y gestión de los estériles procedentes de la explotación minera carbón en nuestra comarca. La restauración de esos paisajes a su estado original (en concreto Valtorno y Vegamediana) debe ser el objetivo principal en orden a reducir el impacto visual y sobre todo corregir las alteraciones medioambientales de los lixiviados que por escorrentía e infiltración afectan a los acuíferos. Para ello sería conveniente hacer un inventario de todas las escombreras de Valdesabero; Cistierna y por extensión La Ercina; Argovejo; Ocejo; Prado y Valderrueda. Si ese inventario ya está hecho que se tomen las medidas pertinentes.
Ante la invisibilidad de las balsas y escombreras para las autoridades y aquellos que tienen las competencias en el estudio y solución de este preocupante asunto, también ante la ignorancia de sus afecciones al medio ambiente y al paisaje, materia prima de la industria turística que se inicia en la comarca, la sociedad civil debe de tomar parte activa en la concienciación de los graves perjuicios que de ese estado de cosas se derivan. ¡Apañados estamos!
(1) Archivo del Concejo de Cistierna. Libro de Actas; Marzo 1924.
(2) Centro de Estudio y Experimentación de Obras Públicas. CEDEX.2007.
(3) Compuestos orgánicos presentes en aguas de escombreras de carbón.Departamento de Ingeniería Química y Combustibles; E.T.SJ.M.M. Universidad Politécnica de Madrid.
(4) BOE núm. 143, 13 de junio 2009.
Inmediato a las últimas casas de Cistierna al Norte y al inicio de la Ruta del Puente de Hierro, el pasado minero se hace patente en las escombreras residuales y basuras depositadas por gente desalmada junto a ellas. Nadie ve los residuos mineros. Estos hechos sólo ocurren en provincias y villas de tercera como la nuestra. (Foto: Siro Sanz)
Entre Cistierna y Sabero en el pago de Valtorno se ubica una de las mayores escombreras de la comarca. Esta gigantesca montaña de residuos, además de la degradación del medio ambiente y paisaje, altera y disloca una zona de especial importancia arqueológica junto al Castillo de Aguilar. En la imagen, tras la escombrera, divisamos las peñas donde se encuentran los restos de este importante centro de poder en la Alta Edad Media. (Foto: Siro Sanz)
Entre la gran mole de escombros y el río Esla, existían hasta seis balsasdonde se decantaban los residuos del lavado de Vegamediana. En la imagen vemos una de estas balsas, al fondo divisamos la montaña de estériles que tapona el valle. (Foto: Siro Sanz)
Ni a las autoridades y vecinos de Cistierna-Sabero ni a Confederación Hidrográfica del Duero, que anda tan premiosa y lista para derribar azudes de molinos en la Montaña, parece que les preocupe el tema de la contaminación y deterioro de las aguas del Esla. En la imagen una de las balsas próxima al Esla (unos 50 m) que aún contiene grandes cantidades de residuos carboníferos. (Foto: Siro Sanz)
La imagen es bien elocuente. Lo dice todo sobre la pretendida restauración de las zonas mineras. Cistierna que limita al Norte con el Parque Regional Montaña de Riaño se convierte poco a poco en un basurero con agresiones inauditas al paisaje, flora y fauna. Al fondo la peña del Castillo de Monteagudo contempla el desastre minero de los siglos XIX y XX. (Foto: Siro Sanz)
La naturaleza más compasiva que la mano de hombre va cubriendo poco a poco de encinas y robles las escombreras corrigiendo algo del impacto visual. Sin embargo los lixiviados por escorrentía seguirán afectado a las aguas mientras los desafueros nos se enmienden convenientemente. (Foto: Siro Sanz)